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domingo, 7 de noviembre de 2010

Jorge Bush Discurso en el Capitolio





Washington, 21 de septiembre de 2001


En la madrugada del 21 de septiembre de 2001, diez días después del ataque al corazón del Imperio, Jorge Bush, Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, se dirigió, en el Capitolio, al Congreso y al Senado de su país, estando presente el Primer Ministro de la Gran Bretaña, en un discurso, continuamente interrumpido por los aplausos, retransmitido por televisión formal a todo el Mundo, en el que lanzó un ultimátum al régimen talibán para que entregue a todos los dirigentes del grupo Al Qaeda, dirigido por Osama bin Laden:


«Señor presidente, miembros del Congreso, queridos estadounidenses:

En el transcurso normal de los acontecimientos, los presidentes vienen a esta cámara a informar sobre el estado de la unión. Hoy no hace falta tal informe: ya ha sido enviado por el pueblo estadounidense.

Lo hemos visto en el coraje de los pasajeros que doblegaron a los terroristas para salvar a otros en tierra. Pasajeros como ese hombre excepcional llamado Todd Beamer. Por favor, ayúdenme a dar la bienvenida esta noche a su esposa, Lisa Beamer.

Hemos visto el estado de la unión en la resistencia de los socorristas más allá del agotamiento. Lo hemos visto en el despliegue de banderas, el resplandor de las velas, las donaciones de sangre, las oraciones en inglés, hebreo y árabe. Lo hemos visto en la decencia de personas caritativas y afectuosas que hicieron suyo el luto de los extraños.

Mis queridos compatriotas. En los últimos nueve días, el mundo entero ha visto por sí mismo el estado de la unión y es fuerte.

Esta noche estamos en un país consciente del peligro y llamado a defender la libertad. Nuestro duelo se ha convertido en ira y la ira en resolución. Ya sea que llevemos nuestros enemigos a la justicia o la justicia a nuestros enemigos, así lo cumpliremos.

Agradezco al Congreso por su liderazgo en un momento tan importante. Todo Estados Unidos se sintió emocionado la noche de la tragedia cuando vieron a demócratas y republicanos unidos en las escalinatas de esta capitolio cantando «Dios bendiga a Estados Unidos» [God bless America]. Y ustedes hicieron más que cantar. Ustedes actuaron y entregaron 40.000 millones de dólares para reconstruir nuestras comunidades y satisfacer las necesidades de nuestras fuerzas Armadas. Presidente de la cámara Hastert, líder demócrata Gephardt, líder republicano Daschle y senador Lott, agradezco su amistad, su liderazgo y sus servicios al país.

Y en representación del pueblo estadounidense, agradezco al mundo por el respaldo brindado. Estados Unidos nunca olvidará el sonido de nuestro himno nacional sonando en el Palacio de Buckingham, en las calles de París y en la Puerta de Brandenburgo en Berlín. No olvidaremos a los niños de Corea del Sur congregándose para orar en nuestra embajada en Seúl, o las oraciones de simpatía ofrecidas en una mezquita de El Cairo.

No olvidaremos los momentos de silencio y los días de luto en Australia y Africa y América Latina. Ni olvidaremos a los ciudadanos de otras 80 naciones que murieron juntos con los nuestros. Docenas de paquistaníes, más de 130 israelíes, más de 250 ciudadanos de India, hombres y mujeres de El Salvador, Irán, Méjico y Japón y cientos de ciudadanos británicos.

Estados Unidos no tiene un amigo más verdadero que Gran Bretaña. Una vez más, estamos unidos en una gran causa. Así que estoy honrado con que el primer Ministro británico cruzó un océano para mostrar su unión con América. Gracias por venir, amigo.

El 11 de septiembre, enemigos de la libertad cometieron un acto de guerra contra nuestro país. Estados Unidos ha conocido guerras, pero en los últimos 136 años han sido guerras en suelo extranjero, excepto por un domingo en 1941. Estados Unidos ha conocido bajas de guerra, pero no en el centro de una gran ciudad en una mañana pacífica. Los estadounidenses han conocido ataques sorpresivos, pero nunca antes contra miles de ciudadanos. Todo esto nos llegó en un solo día y la noche cayó sobre un mundo diferente, un mundo en el que la libertad misma está bajo amenaza.

Los estadounidenses tienen muchas preguntas esta noche. Los estadounidenses se están preguntando: ¿Quién atacó a nuestro país?

Las pruebas que hemos reunido apuntan todas a una colección de organizaciones terroristas conocida como Al Qaeda. Ellos son algunos de los asesinos condenados por la colocación de bombas en las embajadas estadounidenses en Tanzania y Kenia y los responsables por la bomba contra el USS Cole.

Al Qaeda es al terror lo que la mafia es al crimen. Pero su meta no es hacer dinero, su meta es recrear el mundo e imponer sus creencias radicales sobre la gente en todas partes. Los terroristas practican una forma marginal de extremismo islámico que ha sido rechazada por los eruditos musulmanes y por la vasta mayoría de los clérigos musulmanes; un movimiento marginal que pervierte las enseñanzas pacíficas del Islam.

Las directivas de los terroristas les ordenan matar a cristianos y judíos, matar a todos los estadounidenses y no hacer distinción entre militares y civiles, incluyendo mujeres y niños. Este grupo y su líder, una persona llamada Osama bin Laden, están ligados a muchas otras organizaciones en diferentes países, incluyendo la Yihad Islámica egipcia, y el Movimiento Islámico de Uzbekistán.

Hay miles de estos terroristas en más de 60 países. Son reclutados en sus propias naciones y en las vecinas, y llevados a los campos en lugares como Afganistán, donde son entrenados en las tácticas del terror. Son enviados de regreso a sus casas o enviados a ocultarse en países alrededor del mundo para planear maldad y destrucción.

El liderazgo de Al Qaeda tiene una gran influencia en Afganistán y respalda al régimen talibán en el control de la mayoría de ese país. En Afganistán vemos la visión que Al Qaeda tiene para el mundo. El pueblo de Afganistán ha sido tratado brutalmente, muchos están muriendo de hambre y muchos han huido. A las mujeres no se les permite ir a la escuela. Uno puede ser encarcelado por tener un televisor. La religión sólo puede ser practicada como dictan sus dirigentes. Un hombre puede ser encarcelado en Afganistán si su barba no es suficientemente larga.

Estados Unidos respeta al pueblo de Afganistán –después de todo, somos actualmente su primera fuente de ayuda humanitaria–, pero condenamos al régimen talibán. No sólo reprime a su propio pueblo, sino que es una amenaza para las personas de todas partes por patrocinar y dar abrigo y suministros a los terroristas. Ayudando e instigando el asesinato, el régimen talibán está cometiendo asesinatos y esta noche Estados Unidos de América les hace las siguientes peticiones:

—Que entreguen a las autoridades de Estados Unidos a los dirigentes de Al Qaeda que se esconden en su país.

—Que liberen a todos los ciudadanos extranjeros, incluso a los ciudadanos estadounidenses que tienen encarcelados injustamente.

—Que protejan a los periodistas extranjeros, los diplomáticos y los trabajadores humanitarios que se encuentran en su país.

—Que cierren inmediata y permanentemente todos los campamentos que entrenan a terroristas en Afganistán y entreguen a todo terrorista y a toda persona y su estructura de apoyo a las autoridades apropiadas.

—Que den a Estados Unidos acceso total a los campamentos de los terroristas, para que podamos estar seguros de que no siguen operando.

Estas demandas no están abiertas a negociaciones ni discusiones. Los talibán deben actuar y actuar inmediatamente. Entregarán a los terroristas o compartirán su destino.

Quiero hablar esta noche también directamente a los musulmanes de todo el mundo. Respetamos vuestra fe. Es practicada libremente por muchos millones de estadounidenses y millones de personas más en países que Estados Unidos cuenta como amigos. Sus enseñanzas son buenas y pacíficas y todos los que cometen actos de maldad en nombre de Alá blasfeman el nombre de Alá.

Los terroristas son traidores a su propia fe, tratando, en realidad, de secuestrar todo el islamismo. El enemigo de América no son nuestros numerosos amigos musulmanes. No son nuestros numerosos amigos árabes. Nuestro enemigo es una red radical de terroristas y cada Gobierno que la respalda.

Nuestra guerra contra el terror comienza con Al Qaeda, pero no termina allí. No terminará hasta que cada grupo terrorista de alcance mundial haya sido encontrado, detenido y vencido.

Los estadounidenses se están preguntando: ¿por qué nos odian? Ellos odian lo que ven aquí en esta Cámara: un Gobierno democráticamente elegido. Sus líderes son nombrados por ellos mismos. Ellos nos odian por nuestras libertadas: nuestra libertad de religión, nuestra libertad de expresión, nuestra libertad de votar y congregarnos y de estar en desacuerdo entre nosotros. Ellos quieren derrocar gobiernos existentes en muchos países musulmanes como Egipto, Arabia Saudita y Jordania. Ellos quieren sacar a Israel de Oriente Medio. Ellos quieren expulsar a cristianos y judíos de vastas regiones de Asia y Africa.

Estos terroristas no matan sólo para extinguir vidas, sino para interrumpir y poner fin a una manera de vivir. Con cada atrocidad, ellos esperan que Estados Unidos se vuelva más temeroso y se retire del mundo olvidando nuestros amigos. Ellos se enfrentan a nosotros porque nosotros estamos en su camino.

Nosotros no nos dejamos engañar por su religiosidad fingida. Nosotros hemos visto su clase antes. Ellos son los herederos de todas las ideologías asesinas del siglo XX. Al sacrificar vidas humanas para servir sus visiones radicales, al abandonar todos los valores a excepción de su deseo de poder, ellos siguen el camino del fascismo, el nazismo y el totalitarismo. Y ellos van a seguir ese camino hasta donde termina, en el sepulcro sin marcar de la historia de mentiras descartadas.

Los estadounidenses se están preguntado: ¿cómo vamos a pelear y ganar esta guerra? Dirigiremos todos los recursos a nuestra disposición –todos los medios de la diplomacia, toda herramienta de inteligencia, todo instrumento para la aplicación de la ley, toda influencia financiera y toda arma de guerra necesaria– a la destrucción y la derrota de la red global del terror.

Ahora, esta guerra no será como la guerra contra Irak de hace una década, con una liberación decisiva de un territorio y una conclusión rápida. No se parecerá a la guerra aérea sobre Kosovo de hace dos años, donde no se utilizaron tropas terrestres y ni un solo estadounidense se perdió en el combate.

Nuestra respuesta involucra mucho más que una represalia instantánea y golpes aislados. Los estadounidenses no deben esperar una batalla, sino una larga campaña como no hemos visto ninguna otra jamás. Puede incluir golpes dramáticos visibles en la televisión y operaciones encubiertas secretas igual de exitosas.

Les quitaremos la financiación a los terroristas, los volveremos el uno contra el otro, los haremos moverse de un lugar a otro hasta que no tengan refugio o descanso. Y perseguiremos a las naciones que proporcionen ayuda o refugio al terrorismo. Todas las naciones en todas las regiones deben tomar ahora una decisión: o están con nosotros o están con los terroristas.

De este día en adelante, cualquier nación que continúe dando refugio o apoyando el terrorismo será considerada por Estados Unidos como un régimen hostil. Nuestra nación ha sido puesta en alerta, no somos inmunes a los ataques. Tomaremos medidas defensivas contra el terrorismo para proteger a los estadounidenses. Hoy, docenas de departamentos federales y agencias, así como gobiernos estatales y locales, tienen responsabilidades que afectan a la seguridad de la patria.

Estos esfuerzos deben ser coordinados al más alto nivel. Por eso, esta noche anuncio la creación de una posición a nivel de gabinete que despachará directamente conmigo: la Oficina de Seguridad Interna. Y esta noche, anunció también a un estadounidense distinguido para dirigir este esfuerzo, para fortalecer la seguridad estadounidense: un veterano militar, un gobernador efectivo, un verdadero patriota, un amigo de confianza, Tom Ridge, de Pensilvania.

Él dirigirá, supervisará y coordinará una amplia estrategia nacional para salvaguardar a nuestro país contra el terrorismo y responder a cualquier ataque que pudiera venir.

Estas medidas son esenciales. La única manera de derrotar al terrorismo como una amenaza a nuestra forma de vida es detenerlo, eliminarlo y destruirlo donde quiera que crezca.

Muchos participarán en este esfuerzo, desde los agentes del FBI hasta los operativos de inteligencia y los reservistas que hemos llamado a servicio activo. Todos se merecen nuestro agradecimiento y todos tienen nuestras oraciones.

Y esta noche, a pocas millas del dañado Pentágono, tengo un mensaje para los militares: estén preparados. He colocado a las Fuerzas Armadas en alerta y eso tiene una razón. Ha llegado la hora de que Estados Unidos actúe y ustedes nos harán sentir orgullosos.

Esta no es, sin embargo, una lucha sólo de Estados Unidos y lo que está en juego no son solamente las libertades estadounidenses. Esta es una lucha del mundo. Esta es una lucha de la civilización. Esta es una lucha de todos los que crean en el progreso y el pluralismo, la tolerancia y la libertad.

Pedimos a todas las naciones que se unan a nosotros. Pediremos y necesitaremos la ayuda de fuerzas de policía, servicios de inteligencia y sistemas bancarios de todo el mundo. Estados Unidos agradece que tantas naciones y muchas organizaciones internacionales hayan respondido ya con simpatía y apoyo: naciones de América Latina, Asia, Africa, Europa y el mundo islámico.

Quizás la carta de la OTAN refleja mejor la actitud del mundo: un ataque contra uno es un ataque contra todos. El mundo civilizado se está alineando junto a Estados Unidos. Ellos comprenden que si este terror queda sin castigo, sus propias ciudades, sus propios ciudadanos podrían ser los próximos. El terror sin contestar no sólo puede derribar edificios, es capaz de amenazar la estabilidad de gobiernos legítimos. ¿Y saben qué? No vamos a permitirlo.

Los estadounidenses se preguntan: ¿qué se espera de nosotros? Quiero que vivan sus vidas y abracen a sus hijos. Sé que muchos ciudadanos tienen miedo esta noche y yo les pido que tengan calma y resolución, incluso cuando se enfrentan a una continua amenaza. Les pido que mantengan los valores de Estados Unidos y recuerden por qué tantos han venido a este país.

Estamos en una lucha por nuestros principios y nuestra primera responsabilidad es vivir a la altura de ellos. Nadie debe ser señalado, ni maltratado, ni ofendido de palabra por su origen étnico, ni su fe religiosa.

Les pido que sigan apoyando a las víctimas de esta tragedia con sus contribuciones. Los que quieran dar pueden llegarse hasta un centro de información, libertyunites.org, para encontrar los nombres de los grupos que están ofreciendo ayuda directa en Nueva York, Pensilvania y Virginia.

Los miles de agentes del FBI que están trabajando ahora en esta investigación pudieran necesitar su cooperación y les pido que se la den. Les pido paciencia con las demoras y los inconvenientes que podrían acompañar a la seguridad más estrecha y su paciencia en lo que será una larga lucha. Les pido su participación continua y confianza en la economía estadounidense. Los terroristas atacaron un símbolo de la prosperidad estadounidense; ellos no tocaron su fuente.

Estados Unidos triunfa por el trabajo duro y la creatividad y el emprendimiento de nuestro pueblo. Estas eran las verdaderas fortalezas de nuestra economía antes del 11 de septiembre y estas son nuestras fortalezas hoy.

Y finalmente, por favor, continúen rezando por las víctimas del terror y por sus familias, por aquellos en uniforme y por nuestro gran país. La oración nos ha confortado en la pena y nos ayudará a fortalecernos para la jornada que tenemos por delante. Esta noche agradezco a mis compatriotas lo que ya han hecho y lo que harán.

Y, señoras y señores del Congreso, les agradezco lo que ya han hecho y lo que harán juntos. Esta noche nos enfrentamos a nuevos y repentinos retos nacionales. Nos uniremos para mejorar la seguridad aérea, para aumentar el número de vigilantes aéreos en los vuelos domésticos y tomaremos nuevas medidas para prevenir los secuestros.

Nos uniremos para promover la estabilidad y mantener nuestras aerolíneas volando con asistencia directa durante esta emergencia. Nos uniremos para dar a los responsables de aplicar la ley las herramientas adicionales que necesitan para localizar el terror aquí, en casa. Nos uniremos para fortalecer nuestras capacidades de inteligencia para conocer los planes de los terroristas antes de que actúen y encontrarlos antes de que golpeen. Nos uniremos para tomar pasos activos que fortalezcan la economía de Estados Unidos y que nuestro pueblo vuelva al trabajo.

Esta noche damos la bienvenida a dos líderes que representan el extraordinario espíritu de todos los neoyorquinos, el gobernador Jorge Pataki y el alcalde Rodolfo Giuliani. Como muestra de la resolución de Estados Unidos, mi administración trabajará con el Congreso y estos dos líderes para demostrarle al mundo que nosotros vamos a reconstruir la ciudad de Nueva York.

Después de todo lo que ha pasado, todas las vidas que fueron perdidas y todas las posibilidades y esperanzas que murieron con ellas, es natural preguntarse si el futuro de Estados Unidos es de temor. Algunos hablan de una era de terror. Yo sé que hay luchas por delante y peligros a los que enfrentarse. Pero este país va a definir nuestra era, no será definido por ella. Siempre y cuando Estados Unidos sea fuerte y mantenga su determinación, ésta no será una era de terror. Ésta será una era de libertad, aquí y a lo largo del mundo.

Se nos ha hecho gran daño. Hemos sufrido una gran pérdida. Y en nuestro dolor y en nuestra ira, hemos encontrado nuestra misión y nuestro momento. La libertad y el temor están en guerra. El avance de la libertad humana, el gran logro de nuestro tiempo y la gran esperanza de cada era, depende ahora de nosotros.

Nuestra nación, esta generación, levantará la oscura amenaza de violencia que recae sobre nuestro pueblo y nuestro futuro. Fomentaremos que el mundo se una a esta causa a través de nuestros esfuerzos y de nuestra valentía. No nos vamos a cansar, no nos vamos a rendir y no vamos a fracasar. Es mi esperanza que en los próximos meses y años, la vida retorne casi a la normalidad. Regresaremos a nuestras vidas y rutinas, y eso es bueno. Incluso la tristeza disminuye con el tiempo y la buena voluntad.

Sin embargo, nuestra resolución no desaparecerá. Cada uno de nosotros recordará lo que sucedió ese día y a quiénes les sucedió. Recordaremos el momento en que llegaron las noticias, dónde estábamos y lo que hacíamos. Algunos recordarán una imagen de un incendio o una historia o un rescate. Algunos llevarán recuerdos permanentes de un rostro o una voz.

Yo llevaré esto: la placa de un policía llamado Jorge Howard, que murió en el World Trade Center tratando de salvar a los demás. Me la entregó su madre, Arlene, como recuerdo orgulloso de su hijo. Es mi recuerdo de las vidas que terminaron y una tarea que no termina.

Nunca olvidaré la herida a nuestro país ni aquéllos que la infligieron. No flaquearé, no descansaré, no me ablandaré en la tarea de librar esta lucha por la libertad y seguridad del pueblo estadounidense. El curso de este conflicto no se conoce, pero su resultado es cierto. Libertad y temor, justicia y crueldad, siempre han estado en guerra y sabemos que Dios no es neutral.

Mis queridos compatriotas, enfrentaremos violencia con justicia paciente, garantizada por la corrección de nuestra causa y confiados en las victorias que vendrán.

En todo lo que nos espera, que Dios nos dé sabiduría y podamos velar por Estados Unidos de América. Gracias.»

lunes, 16 de agosto de 2010

Un poco de Historia no viene mal... no?





LA FORMACIÓN DE LAS MONARQUÍAS FEUDALES EN LA EUROPA OCCIDENTAL. EL ORIGEN DE LOS ESTADOS MODERNOS.

1. INTRODUCCIÓN.
2. LA FORMACIÓN DE LAS MONARQUÍAS FEUDALES EN LA EUROPA OCCIDENTAL.
2.1 Caracterísitcas generales de las monarquías feudales.
2.2 Francia.
2.2.1 Siglo XI.
2.2.2 Siglo XII.
2.2.3 Siglo XIII.
2.3 Inglaterra.
2.3.1 Introducción del feudalismo. Guillermo el conquistador. (1066).
2.3.2 Siglo XII. Enrique II (1154-1189).
2.3.3 Reacción nobiliaria: La carta Magna (1215).
2.3.3.1 La Carta Magna.
2.3.4 Reinado de Enrique III (1216-1272).
2.4 La Península Ibérica.
2.4.1 Expansión en los siglos XI y XII.
2.4.1.1 Sector occidental.
2.4.1.2 Sector oriental.
2.4.1.3 Reacción musulmana (almohades).
2.4.2 Expansión en el siglo XIII.
2.4.2.1 Portugal.
2.4.2.2 Castilla.
2.4.2.3 Aragón.
2.4.3 Navarra.
2.5 El reino normando de las Dos Sicilias.
2.5.1 Roger II (1101-1154).
2.5.2 Guillermo I (1154-1166).
2.5.3 Causas del fracaso de la monarquía feudal en la Italia meridional.
2.6 El Imperio romano germánico.
2.6.1 Dinastía salia.
2.6.2 Querella de las Investiduras.
2.6.2.1 Factores necesarios para analizar el conflcito..
2.6.2.2 Desarollo.
2.6.3 Federico I Barbarroja (1152-1190).
2.6.4 Federico II.
3. LA CONSOLIDACIÓN DE LAS MONARQUÍAS FEUDALES EN EUROPA OCCIDENTAL (SIGLOS XIV-XV).
3.1 Las transformaciones políticas de los siglos XIV y XV.
3.2 Francia.
3.2.1 La Guerra de los Cien Años. (1337-1475)
3.2.2 Luis XI. (1461-1483)
3.3 Inglaterra.
3.4 La Península Ibérica.
3.4.1 Castilla.
3.4.2 Aragón.
3.4.3 Navarra.
3.4.4 Portugal.
4. EL ORIGEN DE LOS ESTADOS MODERNOS.
4.1 Estado y Estado moderno.
4.1.1 Estado.
4.1.2 Estado moderno.
4.2 Interpretación liberal o institucionalista del origen del estado moderno.
4.3 La interpretación marxista.


1. Introducción.





- Este tema analizará el proceso de formación de las monarquías feudales.
- Estudiará las caracterísitcas generales de estas monarquías y algunos modelos.
- Se abordará el significado de estado moderno y su aplicación a las monarquías del XVI.

2. La formación de las monarquías feudales en la Europa occidental.

2.1 Caracterísitcas generales de las monarquías feudales.

- Rey como máximo mandatario. Su poder venía directamente de Dios.
- El poder se veía limitado por las relaciones feudales.
- Las monarquías se basaban en la herencia frente al principio electivo.
- El órgano de gobierno funamental era la curia.
• Constituída por el rey y sus colaboradores más próximos.
• Era una institución ambulante, viajaba con el monarca.
• Cumplía la obligación feudal de consejo y ayuda al señor: administración, justicia, economía.
- El rey era el máximo responsable de la justicia.
- Podía ser ejercida por cualquiera que tuviera parcelas de poder.
- La influencia de la Iglesia era grande (juicios de Dios).
- El derecho romano uniformará la justicia en los reinos.
- No existían ejércitos permanentes.
- Todos los feudatarios tenían la obligación de contribuir a la defensa del reino, pero se limitó mediante pactos feudales.
- Poco a poco se irán imponiendo las tropas mercenarias.

2.2 Francia.




2.2.1 Siglo XI.

- Hacia el año 1000 las bases de la monarquía capeta eran muy débiles.
- Ejercía poder efectivo sobre sus territorios patrimoniales. Eje París-Orleans.
- Cimentaron su poder gracias a la riqueza del suelo, el control de las rutas comerciales.
- Consiguieron mantener la herencia monárquica mediante la asociación al trono del heredero y el apoyo ideológico de la Iglesia.
- La debilidad real duró hasta el reinado de Felipe I que inició la consolidación del poder real.

2.2.2 Siglo XII.

- Este proceso se aceleró: crecimiento demográfico, expansión agraria, desarrollo urbano, revolución comercial.
- La política real perseguía dos objetivos:
1. Control de la pequeña nobleza.
2. Incentivación del desarrollo económico (roturaciones, desarrollo de ferias...).
- Los reyes hicieron de las relaciones feudales un instrumento de sus intereses.
- La culminación de este proceso tendrá lugar con Felipe II (1180-1223):
• Ocupación de las posesiones inglesas en Francia.
• Triunfo sobre los albiguenses (1213) y sobre el Imperio (1214).

2.2.3 Siglo XIII.

- La consolidación de la monarquía capeta tuvo lugar con Luis IX (1226-1270).
- Control de las sublevaciones nobiliarias, después cruzadas.
- Tras la cruzada contra los mamelucos inicia una política con dos vertientes:
1. Ideológico: Realeza como preparación de la “ciudad de Dios” de S.Agustín.
2. Político. Reforzamiento de la administración central y provincial.
- Ampliación territorial (Poitu, Auvernia y condado de Tolosa) con Felipe III.

2.3 Inglaterra.







2.3.1 Introducción del feudalismo. Guillermo el conquistador. (1066).

- Superpuso su feudalismo normando a las estructuras indígenas.
- Mediante el derecho de conquista adquirió un importante dominio patrimonial.
- Al ser responsable del reparto de feudos impedía grandes señoríos.
- El poder de Guillermo I queda reflejado en dos acontecimientos:
• Domes Day Book (1085), manuscrito catastral que refleja el control real sobre el territorio.
• En la asamblea de Salisbury exigió fidelidad a la monarquía a todos los señores (1086).
- La doble herencia del rey (normanda e inglesa) será fuentes de problemas tras su muerte.
2.3.2 Siglo XII. Enrique II (1154-1189).
- Unificó los territorios de sus herencias materna y paterna, junto con los de sumujer para crear un poderoso imperio.
- A causa de sus posesiones en Francia entrará en conflicto con los franceses.
- Fue considerado el artífice de la consolidación monárquica:
1. Impuso el derecho romano.
2. Reorganizó la Cámara de Cuentas y controló los ingresos fiscales de la corona.
3. Se suprimieron las inmunidades de que disfrutaba la Iglesia.

2.3.3 Reacción nobiliaria: La carta Magna (1215).

- Crecimiento del poder de la nobleza y de algunas ciudades (Londres).
- Política de cruzada del rey Ricardo Corazón de León. Luchas internas.
- Pérdidas territoriales en Francia.
- Aumento de la influencia y los beneficios fiscales para la Iglesia Romana.
- Recrudecimiento de la presión fiscal debido al enfrentamiento con Francia.
2.3.3.1 La Carta Magna.
- El cobro de impuestos por parte real regulado por el Magnun Consilium.
- Los barones sólo podían ser juzgados por sus pares.
- Confirmación de los privilegios de Londres y de otras ciudades inglesas.
- Libre circulación de mercancías por todo el reino.
- Restablecimiento de los privilegios de la Iglesia y los barones.

2.3.4 Reinado de Enrique III (1216-1272).

- Confirmó la Carta Magna, pero la derrota contra Francia provocaron la oposición nobiliaria.
- La petición de impuestos por parte del Papa para una expedición a Sicilia provocó una rebelión nobiliaria.
- Simon de Monfort obligó al rey a firmar las Provisiones de Oxford que sometían el poder al nobiliario.
- El rey anuló las Provisiones. Reacción nobiliaria; dictadura de Monfort.
- Se produce la división entre los rebeldes y victoria fianl monárquica.
- Enrique III aceptó la Carta Magna, pero anuló las otras decisiones.
2.4 La Península Ibérica.
- Crecimiento y consolidación de las monarquías feudales en los siglos XI-XII.
- La relación con Al-Andalus tuvo dos planos de actuación:
1. Conquista territorial.
2. Intervención como mercenarios y cobro de las parias por no atacarles.
- Periodo hegemónico con Sancho III El Mayor (1004-1035).
• Apertura al comercio europeo.
• Expansión de las prácticas feudales.
• Influencia cluniacense y contactos con Europa.
- A su muerte la división: Castilla; León, Navarra, Aragón, condados catalanes.

2.4.1 Expansión en los siglos XI y XII.

2.4.1.1 Sector occidental.

- Considerable expansión castellano-leonesa en los años centrales del XI. Toledo.
- La invasión almorávide detuvo este proceso que se verá renaudado en el primer tercio del XII por Alfonso VII y Alfonso VIII.

2.4.1.2 Sector oriental.

- La expansión del siglo XI es culminada en el XII por Alfonso I el Batallador.
- La unión de Catalulña y Aragón la continuará: Tortosa y zona de Teruel.

2.4.1.3 Reacción musulmana (almohades).


- Reunificaron Al-Andalus y ralentizaron las conquistas cristianas.
- La victoria de Alarcos (1195) les proporcionó el campo de Calatrava.
- La respuesta cristiana llegó en forma de cruzada y en la victoria de las Navas de Tolosa (1212).
- Esta victoria abrió el camino hacia Andalucía. Fue el inició de una nueva etapa de taifas.

2.4.2 Expansión en el siglo XIII.

- Se conquistará todo el territorio peninsular excepto Granada.
- Los monarcas controlaron estos procesos expansivos.
- Debían gratificar a la nobleza sin dañar los intereses de la monarquía.

2.4.2.1 Portugal.

- Conflictos entre nobleza y monarquía provocados por el reforzamiento del poder monárquico de Alfonso II (1211-1223).
- Aumento del prestigio y arcas de Sancho III (1223-1248) tras nuevas conquistas.
- Oposición de la nobleza y el clero. Deposición del rey y nombramiento de Alfonso III (1248-1279). Conquista del Algarve.

2.4.2.2 Castilla.

- Expansión territorial de Alfonso X para afirmar y centralizar el poder real.
- Esto se vió reflejado en las Siete Partidas¸ opuestas a los fueros y costumbres castellanas.
- La crisis económica, el intento de coronación imperial y la reacción nobiliaria dieron lugar a la deposición del monarca.

2.4.2.3 Aragón.

- Terminada la expansión Jaime I (1213-1276) se dedicó a afianzar el poder real.
- Esto provocó la reacción nobiliaria y el rey buscó apoyoen las ciudades.
- El conflicto no pudo solucionarse completamente.
- La expansión mediterránea pudo hacerse tras la confirmación de privilegios a nobles y ciudades.

2.4.3 Navarra.

- Excluida de la reconquista se vinculó a Francia.
- La evolución política en el XIII se caracterizó por la intromisión nobiliaria.
- El incumplimiento de la leyes por parte del rey Teobaldo provocó la redacción del Fuero Viejo de Navarra que limitaba la autoridad real. (1238).
- La vinculación a Francia fue total tras el matrimonio de Juana I con Felipe IV.

2.5 El reino normando de las Dos Sicilias.

- Antes de la invasión normanda Italia meridional estaba dividida en dominios lombardos y bizantinos.
- La conquista normanda trajo el feudalismo a la zona.
- Los normandos actuaron como mercenarios del papa contra los ataques del Imperio.
- Los problemas de la Sicilia musulmana hizo que Siracursa pidiese ayuda a los normandos Roberto y Roger Guiscardo, quienes conquistaron la isla. (1091).

2.5.1 Roger II (1101-1154).

- Unificó las posesiones insulares con las peninsulares.
- Mantenimiento de relaciones con el Imperio bizantino y cruzadas.
- Política interveccionista en el Maghreb.

2.5.2 Guillermo I (1154-1166).

- Reacion bizantina de Miguel Commeno.
- Expansión almohade.
- Política expansionista de Federico Barbarroja en Italia.
- La evolución del reino en el siglo XIII estuvo marcada por la política de los Hohenstaufen.

2.5.3 Causas del fracaso de la monarquía feudal en la Italia meridional.

- Contradicciones sociales (feudatarios y burguesía) y religiosas.
- El rígido control estatal impidió el desarrollo comercial.
- La base feudal normanda resulto básica para la configuración futura del reino.

2.6 El Imperio romano germánico.

- La muerte de Oton III desemboca en el desmoronamiento del sistema otónida.
- Se transformará en una hegemonía federal basada en el derecho feudal.
- El emperador es el nexo federativo, pero es incapaz de realizar un obra centralizadora.
- El Imperio evolucionó de manera diferente a otras monarquías feudales por:
• Dificultad para crear relaciones feudo-vasalláticas entre nobleza la monarquía.
• Escasa importancia del patrimonio territorial de la casa reinante.
• Sistema electivo. Los poderes lacios y religiosos podían influir en la elección.
• La expansión por Italia carga económica para el Imperio.

2.6.1 Dinastía salia.

- Reforzamiento del poder imperial.
- Consolidación del principio de herencia (asociación al trono), ratificada por los señores.
- Construcción de un dominio patrimonional sólido:Alemania, Borgoña e Italia.
- Apoyo a la pequeña nobleza frente a los duques.
- Utilización de funcionarios fieles en la administración y gobierno: ministeriales.
2.6.2 Querella de las Investiduras.
- Derivada de la política eclesiástica del emperador Enrique IV (1056-1106).
2.6.2.1 Factores necesarios para analizar el conflcito..
- Interveccionismo del emperador en el nombramiento de eclesiásticos.
- Nombramiento de clérigos partidarios de la reforma de la Iglesia.
- Reacción de la nobleza alemana frente al poder real.
- Ambición de las posesiones italianas por obtener más autonomía. Apoyarán a quien se la ofreciese.

2.6.2.2 Desarollo.

- Rebelión de la nobleza sajona contra el control de los minsteriales. (1073-75).
- Publicación del Dictatus Papae de Gregorio VII: El papa por encima del rey.
- Resolución con el Concordato de Worms (1122) entre Enrique V y Calixto II.
- Separación del poder temporal del espiritual.
- Este conflicto socavó el poder real, que debió hacer concesiones a la nobleza.
2.6.3 Federico I Barbarroja (1152-1190).
- A la muerte de Enrique V se impuso el principio electivo.
- Tras Lotario II y Conrado III sube al trono Federico I.
- Creación de un sólido dominio territorial administrado por ministeriales.
- Intento de creración de una pirámide de relaciones vasalláticas. No consiguió fortalecer la autoridad real.
- Imposición de su autoridad sobre las propiedades lombardas.
- Reorganización del reino de Italia.
- Política de enfrentamiento con la Iglesia.
- Fue sucedido por Enrique IV cuya reclamación de la herencia siciliana de su mujer le hizo intervenir en Italia.
- El Papa vió en peligro los estados pontificios y se opuso a su idea.

2.6.4 Federico II.

- Tras la muerte de Enrique IV (1197) surgieron tres candidatos:
• Felipe de Suabia, apoyado por los gibelinos.
• Otón IV,apoyado por los güelfos.
• Federico Roger (Federico II), hijo de Enrique VI.
- Fue elegido Papa Inocencio III, cuya intención era establecer una teocracia pontificia.
- Apoyó primero a Otón, pero sus pretensiones sobre Italia hizo que otorgase su apoyo a Federico, a cambio de renunciar a Sicilia.
- Tras la muerte del Papa se vió que no era así.
- Se dedicó a profundizar en la centralización monárquica en Sicilia.
- Por su oposición al papa Gregorio IX fue excomulgado. Redimido al participar en las Cruzadas( toma de Jerusalén).
- A la vuelta de Tierra Santa su política se orientó en dos direcciones:
• Sicilia. Consolidación de una monarquía centralizada. Constituciones de Melfi.
• Alemania. Concesión de privilegios a príncipes laicos debido a la necesidad de soldados.
- A su muerte cisma con varias candidaturas al Imperio (Alfonso X) entre ellas.
- Los príncipes alemanes aprovecharon la situación para reforzar su autonomía.
- Fue elegido Rodolfo de Habsburgo. 1273
- Sicilia fue entregada a Carlos de Anjou, hermano de Luis IX de Francia.

3. La consolidación de las monarquías feudales en europa occidental (siglos XIV-XV).





3.1 Las transformaciones políticas de los siglos XIV y XV.

- La idea del imperio entra en crisis. Su poder es más simbólico que real.
- Los emperadores fueron incapaces de crear una monarquía feudal en Alemania.
- La teocracia pontificia debió plegarse a la realidad de las monarquías feudales.
- Reforzamiento del poder monárquico:
1. Difusión del derecho romano.
2. Perfeccionamiento del aparato administrativo y burcrático.
3. Aparición de un sentimiento nacional.
4. Limitación del poder real por las asambleas (nobleza, clero y ciudades).
5. Ejércitos de mercenarios. Importancia de la infanteria frente a la caballería.

3.2 Francia.

- Reforzamiento del poder real con Felipe IV el Hermoson (1285-1314).
• Actuación de importantes legistas.
• Imposición de las ordenanzas reales a todo el reino.
• Triunfo sobre el Papa Bonifacio VIII.
• Supresión de órdenes militares para obtener recursos económicos.
- La monarquía francesa sufriría un revés con el fin de los capetos y la guerra.
3.2.1 La Guerra de los Cien Años. (1337-1475)
- Tiene su origen en el control del comercio de la lana.
- Comenzó con victoria inglesa, que obtuvieron territorios en Francia a cambio de la renuncia de Eduardo III al trono francés.
- Esta guerra se consideró una empresa nacional y ayudó al fortalecimiento real.
- Aprovechando una tregua Carlos V reorganiza las finanzas y el ejército y vence a los ingleses en Castilla y en Francia.
- Tras una paz (1380-1415) se reanuda la guerra, mezclada con el conflicot francés entre bogoñones (aliados de Inglaterra) y armagnacs aliados de Carlos VII.
- Victoria de los ingleses, Enrique VI como rey de ambos países.
- Tras la intervención de Juana de Arco en Orleans los franceses recuperan territorios. Sólo Calais en manos inglesas.
3.2.2 Luis XI. (1461-1483)
- Artífice del fortalecimiento real.
- Reorganizó las finanzas, tuvo progresos militares.
- Fin guerra de los Cien Años : Eduardo IV de Inglaterra renunciaba a sus pretensiones a cambio de dinero. (Tratado de Picquigny).
- Incorporación de territorios del duque de Borgoña, Provenza, Anjou.

3.3 Inglaterra.

- Destaca la figura de Eduardo I (1272-1307).
1. - Recopilación jurídica: los estatutos.
2. - Reunión del Parlemento Modelo (1295). Punto de partida de otras asambleas.
3. - Impulso del comercio inglés al admitir mercaderes italianos.
4. - Incorporó Gales y Escocia a la monarquía inglesa.
- Eduardo II (1307-1327).
• Los escoceses recobraron su independecia.
• Sublevación de los barones que imponen a Eduardo III (1327-1377). Victorias en la Guerra de los Cien Años.
- La derrota definitiva desembocó en una guerra civil que terminó con el entronamiento de Enrique VII Tudor.


3.4 La Península Ibérica.


3.4.1 Castilla.

- Reforzamiento del poder real con Alfonso XI Ordenamiento de Alcalá.
- Intento de monarquía personalista de Pedro I. Oposición nobiliaria y guerra civil.
- Triunfo de los Trastámas (Enrique II).
• Nueva dinastía.
• Reforzamiento de la administración: creación del consejo real.
- Siglo XV: recuperación económica y demográfica, tensión nobleza-reyes.

3.4.2 Aragón.

- Su actividad se orientó hacia el Mediterráneo.
1. Sicilia. Una rama aragonesa al frente del poder (Caltabellota 1302).
2. Cerdeña.
3. Fundación de los ducados de Atenas y Neopatria por los almogávares.
- Consolidación de la organización gubernativa con Pedro el Ceremonioso.
- Conflicto entre la monarquía Juan II y la nobleza catalana.
- El rey se alió con los remensas.Su triunfo abrió el camino a la centralización.
3.4.3 Navarra.
- Entró en fase de descomposición a causa de lucha entre facciones nobiliarias.
- Debilitamiento del reino, que será anexionado a Castilla en el XVI.

3.4.4 Portugal.

- Refuerza su identida con la dinastía Avis.
- Triunfo sobre Castilla en Aljubarrota (1385).
- Comienzo de su expansión marinera.
4. El origen de los estados modernos.
4.1 Estado y Estado moderno.

4.1.1 Estado.

- Organización política y administrativa que se materializa en unas instituciones.
- Es el máximo órgano de poder político. Se manifiesta en unos poderes:
• Poder coercitivo, a través del legislativo, ejecutivo y judicial.
• Poder administrativo y burocrático.
• Poder ideológico.
- Estas formas de poder necesitan recursos económicos: hacienda pública.
- Su nivel de desarrollo es un buen indicador de la consolidación del Estado.

4.1.2 Estado moderno.

- Organización política y administrativa de carácter unificado.
- Se impone sobre los poderes particulares en beneficio de un supuesto interés popular.
- Existe un sólo gobierno y una sóla administración.
4.2 Interpretación liberal o institucionalista del origen del estado moderno.
- Hasta 1940 lo explicaban mediante la centralización del poder gracias al apoyo de las ciudades.
- En la década de los 50 se dsitinguen dos etapas:
1. Monarquías autoritarias (siglos XV-XVI).
2. Monarquías absolutas (XVII-XVIII).
-Para los liberales de los últimos años el estado moderno hunde sus raíces en las monarquías feudales y su apoyo es la nobleza.
- El crecimiento económico y la recuperació del derecho romano explican el proceso de construcción del estado en el siglo XII.
- Surgen instituciones importantes como el Tesoro, el tribunal de justicia, el consejo real.
- Los rasgos del estado moderno aparecen entre 1100 y 1300.
- En siglo XIV la fórmula dominante es la del estado soberano frente al Imperio.
- A partir de 1450 surgen las nuevas monarquías europeas: Factores:
• Expansión territorial.
• Apoyo de las clases privilegiadas.
• Creciente profesionalización de la burocracia central.
• Potenciación de los órganos de gobierno medievales y creación de otros.
- Esto provoca la centralización y la oposición de la nobleza.


4.3 La interpretación marxista.


- Se han de estudiar en el contexto del paso del feudalismo al capitalismo.
- Diferencian monarquías feudales centralizadas (autoritarias) de las descentralizadas.
1. Persiguen la unificación política.
2. Su objetivo es la creación de una burocracia especializada.
3. El interés dinástico tiende a identificarse con el nacional.
4. La autoridad monárquica consigue imponerse a los señores.
- Los historiadores marxista creen que el estado moderno no se impuso hasta las revoluciones burguesas.
- Las monarquías feudales centralizadas se apoyan en la nobleza, son el mejor vehículo para los intereses de esta clase.
- Las monarquías absolutistas son máquinas para la guerra para beneficio de la nobleza (Perry Anderson).

El Estado según los filósofos modernos



EL ESTADO.

I.a.- La concepción del Estado.

Es imposible hablar del concepto de Estado ante de la Edad Media; . A lo largo de la historia de la Edad Antigua y del Medievo, las naciones sumieron algunas de las características que conforma la noción actual del Estado Moderno; sin embargo, esa idea terminó de ser integrada a la luz racionalista de los pensadores de la ilustración, quienes dilucidaron, delimitaron y conformaron de entre los resquicios del anacrónico sistema feudal, a la entidad que hoy definimos como Estado.
Definimos hay al Estado como la entidad jurídica política que se integra por la unidad de territorio, población, soberanía y gobierno que resulta d de la afinidad en ordenamiento legal que identifica aun grupo de personas.
Para poder comprender la distribución de funciones, así como las atribuciones del Estado, es importante estudiar primeramente, las etapas por las cuales ha pasado en la historia, iniciando por las causas del mismo en la Edad media, y continuando hacia el surgimiento y desarrollo de la teoría del estado y la distribución de funciones entre ellas la ejecutiva, que para nosotros es de especial importancia.

I.b.- El surgimiento de la concepción de Estado.

Nuestro estudio se inicia en las postrimerías del siglo XVIII e incisos del siglo XIX, a partir de las cuales podemos explicar las causas del estado en una época en que la concepción del mundo en occidente se vio convulsionada.
Europa, a mediados del siglo XVIII, presentaba en todas las naciones en ella asentadas , gobiernos constituidos como monarquías absolutistas. El fundamento del mandato de los reyes era explicado teológicamente, se sostenía el derecho dinástico de los monarcas como una prerrogativa a partir de la cual se legitimaba a su ascenso y mantenimiento en el poder.
La excepción de este orden era la Inglaterra insular, ya que ninguna otra nación había logrado prever que el gobierno, identificado hasta entonces con el monarca, pudiera ser circunscrito al marco normativo impuesto por sectores de la población. Por el contrario, se explicaba al país y su situación política como la unidad de una entidad inmutable, que había sido creada por Dios, y sólo él, representado por la Iglesia y los reyes, podía instrumentar su propio marco legal de atribuciones, que en todo favorecían a los eclesiásticos y a los nobles más encumbrados.
Se pensaba que los reyes sólo debían rendir cuenta de su actuación a Dios, este concepto era una verdad incuestionable hasta el siglo XVIII. La actividad administrativa integrada al porte real se limitaba en general a las atribuciones de policía con las que se aseguraban la estabilidad del régimen político, dicha actividad de control de la población era efectuada por los miembros de la nobleza.
Así pues, se admitía que la servidumbre había sido creada para otorgar sus servicios al rey, sometida a vivir en una condición un tanto mejor que la de esclavos que usufructuaban una porción del fundo feudal. Lo cultivado servía escasamente para el autoconsumo, y para pagar tributos al señor, pero cuando las cosechas eran malas, había que cumplir con faenas en los terrenos reservados al señor feudal.

Nicolás Maquiavelo.





Es considerado el padre de la Teoría del Estado y la Ciencia Política; fue de origen florentino y vivió entre los años de 1469 y 1527.
Su principal obra política es El Príncipe, mismo que dedico a Cesar Borgia con la obvia intención de obtener del mismo, varios favores políticos.
Maquiavelo utiliza en dicha creación, por ocasión primera, la palabra Estado para referirse a las tiranías, principados y reinados en que se encontraba dividida Europa.
A lo largo del Príncipe, se evidencia que la palabra Estado es utilizada en su antiguo sentido latino statum que deviene del verbo estare y cuyo significado se reduce a situación o condición.
Y efectivamente el objeto de dicho libro es compilar toda una serie de normas políticas, organizadas conforme a una lógica que permitiere al monarca mantener la situación que hasta entonces había caracterizado al poder; para aumentarlo a efecto de reafirmar su soberanía y presencia en su nación, sin necesidad de modificar las condiciones del régimen de gobierno.
La moral no tiene cabida en la política ni en el arte de gobernar, explicaba Nicolás Maquiavelo como una de las principales consideraciones para el mantenimiento del poder.
Maquiavelo no se ocupa de definir lo que debe considerarse como Estado, sin embargo, es el primero en usar el término para referirse a las organizaciones políticas del bajo medievo, cuyo poder era ejercido en parte por los reyes y principes y otra facción por los grandes terratenientes.
Los pensadores ilustrados se ocuparon posteriormente en precisar el fenómeno que ya Maquiavelo había vislumbrado y que llamo Estado.

La Ilustración.

En el siglo XVIII Inglaterra se distinguía del resto de Europa porque el absolutismo monárquico había sido ilimitado por el parlamento, que restringió el poder que hasta entonces había concentrado el rey.
Lo anterior, así como el desarrollo del conocimiento científico a través de una visión laica, tuvieron que influir necesariamente en el pensamiento político y filosófico de la época.
El crédito del pensamiento de los primeros políticos como Maquiavelo, es que al comprender al Estado lo escindieron de las exposiciones dogmáticas que aportaba el catolicismo secular. La ilustración logró atraer a la luz los elementos integrantes del Estado.
En la edad Media se había sintetizado la idea del Estado, como la existencia de un orden natural proporcionado por Dios a los hombres. Dicho orden era en principio incuestionable y se creía que sólo se podía acceder a su conocimiento alcanzando niveles de contemplación.
El racionalismo surgido a inicios de la Edad Moderna, tuvo por preocupación, encontrar las circunstancias que habían logrado constituir a los diversos reinos existentes. Los filósofos empiristas de esa época trataron de analizar la evolución del Estado a partir de una dialéctica historia que explicara el origen y la praxis del poder de los gobernantes, para encontrarle una respuesta en la existencia social.

Thomas Hobbes.







De origen inglés, vivió entre 1588 y 1679. La principal de sus obras de teoría política fue intitulada como Leviathan o, que se traduce como la materia forma y poder de una comunidad. En ella supuso como propósito de los gobernantes lograr el orden social a partir del caos que provoca la vida comunal en una situación que favorecía la lucha de todos contra todos en un mundo carente de moral.
Para Hobbes el hombre es malo por naturaleza y con él se inicia el pensamiento contractualista que influyo el pensamiento del siglo XVIII.
Hobbes explica que los hombres, ante las injusticias que sucedían durante la convivencia en el Estado Natural, se reunieron para convenir en un pacto social una serie de principios que la generalidad aceptó y en consecuencia sirvió para regir a la universalidad de la población y subsecuentemente, esos mismos hombres eligieron a un representante común que velara e hiciera respetar dichos convencionalismos, el cual se personifico con el monarca, una vez firmado el contrato, los seres humanos se abandonaron al impulso de sus pasiones, volvieron a cometer las injusticias que habían caracterizado a la sociedad. Los reyes, se dedicaron entonces a la tarea que les había encomendado, controlar y gobernar a los seres humanos para darle un orden al caos en el cual subsistía la sociedad de su nación.
Para Hobbes el pacto social es irreversible, y al igual que Maquiavelo, no concebía aún la distinción entre Estado y gobernante, por el contrario, para él, el monarca es la síntesis de ambos elementos y esto a su vez, es el producto del estado natural de las cosas, en el que el deber básico de los ciudadanos es la obediencia y el resultado de la obediencia es la protección[1].
Con Hobbes apreciamos que al Estado se le deja de dar una explicación desde el ámbito teológico y se concibe a la población como un elemento que en un primer momento tiene la posibilidad de determinar e imponer al gobernante que dirija la nación, una serie de normas generales a las cuales debe someterse.
Sin embargo, este filósofo explicaba que el pacto es irreversible, y por lo tanto se manifiesta abiertamente en contra de la imposición del parlamento al rey, pues considera que tal instrumento es ajeno a la naturaleza del Estado y que sólo tiende a favorecer a sectores aislados de la población.

Jhon Locke y la escisión entre el Estado y el Gobierno.







De origen inglés vivió de 1623 a 1704, sus obras importantes son El Ensayo obre el Entendimiento Humano y el Ensayo sobre el gobierno Civil y el Contrato Social.
Locke se refiere a la naturaleza del hombre de forma distinta a Hobbes, lo define siguiendo a Aristóteles, como un animal político, cuya esencia lo ha conducido a estatuir la sociedad. El pacto social implica una relación mutua. Si en Hobbes, el contrato llevaba a abdicar los derechos individuales para ponerlos en manos de una persona, Locke afirma por su cuenta que el pacto es bilateral y se aplica tanto a los ciudadanos como a los legisladores y al rey, que es ciudadano como los demás. El poder del rey tiene bases legales, y el rey no puede actuar en contra de las bases que han servido para establecerlo en el poder[2].
La trascendencia del pensamiento filosófico de Locke reside en que plantea el derecho y la obligación moral que yace en la población para provocar la revolución cuando el gobierno actúa de forma contraria a la confianza que se le ha depositado.
Se empiezan a definir los perfiles del Estado a partir de las teorías de Locke, quien hace participar como integrante de esa entidad a la población, que se une por costumbres y leyes en un territorio definido, y el gobernante se vislumbre como defensor de sus súbditos.
El pensamiento de Locke, se ve influido por los logros que obtuvo la burguesía con las revoluciones del siglo XVII; y por conducto de sus ideas, el Estado deja de ser considerado, como hasta entonces lo había hecho el dogma religioso, como el medio para conducir a la perfección el abnegada alma de las criaturas humanas, para tornarse en la entidad que asegure el respeto de los derechos de los individuos.
Las ideas hasta aquí expuestas, así como los hechos que provocaron impactaron a la sociedad de la Europa continental del XVIIII, sobre todo a Francia, ejemplo de absolutismo, y en donde profesores, financieros, burgueses, abogados y muchos eclesiásticos de ordenes menores comenzaron a difundir dichas ideas entre los sectores paupérrimos de la población



Carlos Secondat Barón de Montesquieu.







A diferencia de Tomás Hobbes y de Jhon Locke, quienes se preocuparon por buscar los aspectos que llevaron al hombre a estatuir la sociedad, Montesquieu no se ocupo de ello.
1 Montesquieu era de origen Francés y vivió de 1689 a 1755, su obra máxima y monumento del pensamiento ilustrado fue el Ensayo del Espíritu de las Leyes. Este ilustrado tuvo el mérito de haber apoyado el desarrollo del movimiento enciclopedista.
Evocando los logros de la población británica frente a la monarquía y usando el método experimental comparativo, Montesquieu observó que el sistema parlamentarista es el mejor garante de los derechos de la población ante el absolutismo.
Montesquieu observó que el Estado era una organización social; pero dicha organización no provenía de la firma de algún pacto o contrato, más bien de la conveniencia de ciertos principios fundamentales e inviolables, previstos en el orden de una Constitución.
El in por el que la sociedad creó el Estado, según explica este pensador, es la obtención y la garantía de la libertad de los ciudadanos, libertad que debería ser entendida en todos los aspectos, en el económico, en el político y en el religioso, y el gobierno que es sólo uno de los elementos del Estado, se encuentra impedido para someter forzosamente a la población.
Montesuqieu considera que es por medio de la creación e imposición de leyes al rey por vía del Parlamento y la resolución de controversias a través de la Corte que se puede acceder a la libertad que busca el ser humano con la creación del Estado.
El ideal consiste justamente en alcanzar la libertad máxima dentro de las posibilidades dictadas por las circunstancias naturales e históricas. Para ello precisa en primer lugar, una separación de poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, tal como Montesquieu la encontró en la Inglaterra de su tiempo, en cuya Constitución vio el ideal político deseable para Francia[3].
Respecto al ejercicio de la función ejecutiva, Montesquieu consideró que entre el despotismo, la monarquía y la democracia, la mejor depositaria para su desarrollo, debía ser decididamente la monarquía.
La función ejecutiva así asignada al monarca, debía ser limitada de tal manera que se evitara que pudiera derivar en el despotismo, sobre todo a causa de que era una función unipersonalista.
Al tenor del pensamiento de este filósofo se comenzaron a considerar a cada uno de los elementos del Estado: el territorio, la población y la soberanía.
También con el pensamiento de Montequieu , el Estado se conjuntó y definió en adelante como una entidad de naturaleza jurídica.
Posteriormente los pensadores del siglo XIX van a elaborar y desarrollar la Teoría del Estado, y se van a dedicar a definir sobre todo cuáles son los fines que debe de perseguir dicha entidad.

1Juan Jacobo Rousseau.

Nacido en Ginebra, vivió de 1712 a 1817. En 1741 se estableció en París, donde tuvo contacto con el enciclopedismo, conoció a Diderot y Condillac; sus principales obras son El progreso de las ciencias y las artes y La corrupción de las costumbres, y su Discurso sobre la desigualdad entre los hombres.
Rousseau considero que el Estado favoreció el desarrollo científico y tecnológico, que son las principales causas de la perversión e infelicidad humanas.
Apunta que el pasado del hombre debió darse en circunstancias naturales, primitivas y felices, en las cuales, los humanos vivían en una verdadera libertad; y consideró que el avance científico y tecnológico, sólo favorecieron la esclavitud del hombre y el surgimiento de mayores diferencias entre los miembros de la sociedad.
El piensa que cuando los hombres se reunieron a firmar el pacto social, se dio el proceso de civilización, cuya consecuencia fue el surgimiento de la propiedad y del egoísmo, y el sometimiento de la voluntad de cada uno de los individuos a la voluntad de la generalidad.
Por ello a la vista de Rousseau, debería ser destruida tanto la civilización como el Estado y todos aquellos artificios que se han creado para limitar la libertad de los individuos. Sin embargo, igualmente advierte que el proceso de civilización, así como el desarrollo cultural y político son en principio irreversibles.
El legado de la postura de este pensador a la Teoría del Estado fue el de aportar una serie de aspectos y principios morales a las actividades que el estado realiza limitando los derechos individuales.

Inmanuel Kant.

De origen alemán, vivió de 1724 a 1804, sus principales obras son La crítica de la razón pura y La crítica de la razón práctica.
Para Kant el soberano de los Estados es el pueblo, y la expresión de esta idea se cristaliza en el proceso legislativo a partir del cual se tutelan los derechos y las libertades individuales.
Para Kant el soberano de los Estados es el pueblo, y la expresión de esta idea se cristaliza en el proceso legislativo a partir del cual se tutelan los derechos y las libertades individuales.
La obra legislativa que del parlamento emana, debe someterse a la organización establecida por el pacto y el contrato sociales.
Por lo que para Kant, el origen del Estado, y por ello el de su naturaleza política se puede encontrar en el Contrato Social. La finalidad del Estado se sostiene a partir del reconocimiento y del respeto de los derechos individuales.
Kant comprende la libertad moral del conjunto social, dicho respeto sólo se puede conseguir mediante la Ley.
Kant estima que el componente de todo Estado, en esencia son sus hombres, ellos deben someterse principalmente al fin de su moralidad, y buscar en el Estado la posibilidad de la realización de ese fin; el Estado no deberá por eso pretender usar a los hombres como medios para conseguir sus propias metas.
Juan Amadeo Fichte.
Nació en Alemania y vivió de 1762 a 1814, sus principales obras son el Destino del Hombre, El sistema de la moral y Sobre la noción de la teoría de la Ciencia.
Discípulo de Kant, es considerado como el principal forjador del nacionalismo alemán. En su análisis del Estado, el filósofo se dedica a estudiar la función que la entidad debe asumir frente al fenómeno económico. Así se constituye como uno de los iniciadores de las ideas socialistas de la Teoría del Estado.
Fichte estima que junto a la fundamentalísima tarea se asegurar el goce de los derechos individuales regulando las relaciones públicas y privadas, tiene el Estado la función de organizar y distribuir el trabajo dando a los individuos la posibilidad efectiva de realizar sus actividades dentro e esa distribución. Debe asimismo regular los cambios a fin de prevenir las consecuencias de sus fluctuaciones desventajosas y promover la cultura general en todas sus manifestaciones constructivas[4].

Jorge Guillermo Hegel.

Nació en Stuttgart y vivió entre los años de 1770 y 1831. Su sistema filosófico es denominado como idealismo lógico o absoluto, para él existe el ser puro, como idea.
Hegel estima que el primer principio político es el Derecho, y en consecuencia le da al Derecho un lugar prominente entre sus definiciones, entendiéndolo como la causa de persistencia histórica y matriz de la política.
Hegel explica que el hombre se sabe como ser social y como tal se regula a sí para lograr la esencia de su naturaleza, que es la libertad, así surge el Derecho como un principio común a todos los hombres y que es el mismo que da sentido a la existencia del Estado.
Afirma el filósofo que nada existe por sobre el Estado excepto lo absoluto, que es la libertad del hombre.
En este sentido el hombre ha creado diversas formas de Estado en su devenir histórico, con el objeto de lograr la liberación del espíritu.
Por consecuencia y toda vez que el Estado tiene por primer móvil a la libertad, no podrá considerarse según Heguel, al Estado como un deber ser, sino como la expresión de una ética superior.
Ya en sociedad, el hombre en la libertad garantizada por el Estado, tiene la posibilidad de realizar sus propios fines, y lograr subvencionar sus requerimientos, con ello cada individuo satisface sus propias carencias y se logra el beneficio de la propia generalidad social.
A partir de las ideas de Hegel se considera un sistema ético que permea desde el ámbito individual al social y finalmente a todo el Estado.

Hans Kelsen.

Nació en Praga, su principal obra el la Teoría Pura del Derecho. Es continuador del idealismo romántico iniciado en Alemania por Schellin y Heguel.
Hans Kelsen se opone a considerar al Estado desde ámbitos sociológicos, políticos, históricos, económicos o cualquier otra posición que no libere la definición de Estado de cualquier contenido ideológico que lo contamine.
Kelsen considera que una visión desde cualquiera de esos aspectos, sólo ofrece una perspectiva parcial de lo que debe de considerarse como Estado.
Su estudio partió de una lógica que persigue librar la explicación del Derecho de cualquier elemento ajeno a su naturaleza.
Kelsen aprecia que la naturaleza o ser del Estado, desde su rigen se ha encontrado determinada por le estructura que precisa el contenido de la norma jurídica fundamental del mismo y que es la Constitución, la cual tiene por contenido el deber ser del propio Estado.
Así Kelsen pone en tensión la naturaleza ontológica del Estado entre dos opuestos: el ser y el deber ser.
Como síntesis, el filósofo termina por identificar al Estado con el conjunto de preceptos que lo norman. El Estado sólo puede ser y se limitará al marco que le sea impuesto por la norma jurídica, de esta manera Teoría del Estado y Teoría del Derecho se identifican y se vuelven sinónimos.
El Estado no puede ser aquello que la norma jurídica no contemple. Por ello el Estado según Kelsen, debe de interesarnos por la forma y el contenido de los preceptos legales.
Con la teoría Pura del derecho, se alcanza un grado de abstracción que demuestra la complejidad que puede lograr al ocuparse del Estado.
En realidad ni el estado ni el Derecho pueden ser verdaderamente y totalmente aislados de las realidades sociales, históricas, políticas e incluso geográficas que sobre ambos influyen.
Pero en la explicación del estado y su esencia no se puede dejar de considerar la Teoría Pura de Hans Kelsen para asumir una posición filosófica frente al fenómeno que nos ocupa.
No es propósito de este capítulo agotar todas las apreciaciones, que no dejen de ser interesantes y que se han formulado respecto al Estado, sin embargo, consideramos que son útiles las definiciones y consideraciones aquí vertidas, sólo como un mero punto de partida de lo que debemos de considerar por el mismo.

Los fines del Estado.

Desde el surgimiento de la teoría del estado con Maquiavelo, padre de la ciencia política, se explicaba a la divinidad no sólo como un fin del Estado, sino como fin de la existencia y de la trascendencia universal.
Con la ilustración, y en lo sucesivo, las concepciones del Estado y sus fines, cambiaron su foco al humanismo, primero con una clara tendencia individualista que fue sustentada por el liberalismo que apenas se gestaba.
El Estado se contempla como el baluarte que garantice la realización de los valores como la libertad, la justicia, la seguridad y los servicios públicos, estos últimos se transforman entonces en las aspiraciones que se espera alcancen en la entidad estatal.
Por lo tanto, esos juicios de valor son los fines que el ser humano pretende conseguir al convivir inmerso en la realidad del estado, valores que tiendan a la realización del bien general, que es la meta última de todos los Estados.
Las funciones del Estado.
Una de las consecuencias de humanismo racionalista, fue el estudio del poder que asumían los reyes.
Montesquieu, a partir del análisis que realizó a la organización política británica, patentizó que en todo gobierno existen tres funciones fundamentales e indispensables para la efectiva realización del acto de gobernar.
Esas tres funciones son la legislativa o creación de preceptos jurídicos abstractos; la ejecutiva que consiste en la aplicación de la ley a casos concretos, y la judicial que se refiere a la resolución de controversias jurídicas entre los individuos y entre los órganos gubernamentales.
También Montesquieu propuso que la única forma en que se podía garantizar la libertad y la justicia a los ciudadanos, era que el rey, que hasta entonces había concentrado en su persona el poder total, ya no tuviera facultades absolutistas.
De las teorías de esa pensador surgen tres órganos en los cuales se depositan y distribuyen ese trío de funciones y que comúnmente se conocen como poderes.
El congreso o parlamento, dividido generalmente en dos cámaras, la de senadores y la de diputados, o cámaras alta y baja según la tradición inglesa, y al que se le faculta para la creación de la Ley.
El ejecutivo, cuyo titular en algunos Estados es un órgano Colegiado y en otros casos un rey, o presidente constitucional como en México, cuya función es la aplicación o la ejecución de la Ley.
Por último el Judicial cuya función consiste en la resolución de conflictos mediante la actualización de los preceptos a los conflictos de casos concretos.
Las atribuciones del Estado.
La palabra atribución proviene del vocablo latino atribuere, compuesto por el prefijo ad o que significa a y el verbo tribuere o dar.
En el Diccionario de la Lengua Española, se establece como significado de este verbo lo siguiente: señalar a una cosa a alguno como de su competencia.
En este sentido, cuando nos referimos a las atribuciones del Estado, hablamos de derechos y obligaciones que la Ley otorga como prerrogativa o facultades expresas a los órganos que componen el gobierno.
En la Constitución se expresa el contenido fundamental de la actividad que corresponde realizar a cada uno de los órganos depositarios de las funciones gubernamentales.
La Constitución aporta a los ciudadanos la certeza jurídica de que la actividad que cada uno de los órganos públicos desempeña, se realiza conforma a derecho y por lo tanto sujetas a las atribuciones conferidas por la Ley Suprema, y de no ser así la propia Carta Magna contempla las defensa que los ciudadanos pueden esgrimir en caso de arbitrariedades.


Los cometidos del Estado.


Los cometidos del Estado son las tareas que realizan los órganos estatales al efectuar cada una de las facultades tendientes a la realización de las funciones de que sean depositarios.
En general pueden definirse tres tipos muy generales de cometidos, los de policía, los de fomentos y de servicio.
Una de las características de los cometidos del Estado es que en realidad la definición de servicio público les es a todos inherente, tal como trataremos capítulos más adelante.
La clasificación de los cometidos del estado.
Entendidos entonces los cometidos del estado como las tareas que realiza al interactuar en la realidad social para efectuar el fin último del estado que es el bien común, es que pueden entenderse las siguientes definiciones para cada uno de ellos:
Cometidos de policía: son aquellos con los que el Estado regula la actividad de los ciudadanos y la controla con el fin de mantener la paz y la tranquilidad sociales; se manifiestan por la creación de normas jurídicas que den certeza del proceder institucional en la persecución de ilicitos, así como en el mantenimiento de un ejercito que garantice el respeto a la soberanía nacional.
Cometidos de Fomento: a partir de ellos el Estado procura el desarrollo integral de las regiones, áreas económicas específicas y la promoción de actividades culturales, procurando la asequibilidad de todos los miembros e la población a dichos recursos.
Las actividades técnicas: que para evitar redundar, por ahora sólo indicaremos que serán analizados en un capítulo aparte.


[1].- Ramón Xirau, Introducción a la historia de la filosofía, UNAM, p.- 224.[]
2.-Ibidem, p.- 27.[]
3.- José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, Espasa calpe, vol, pp.-[]
4.- Enciclopedia Jurídica Omeba, Editorial Omeba, Argentina, Vol. X, p.- 382.

domingo, 16 de mayo de 2010

Kant, I Tratamiento del Espacio y del Tiempo.




1. CONCEPTOS BÁSICOS EN LA ESTÉTICA TRASCENDENTAL.

Según Kant, la intuición es el modo por medio del cual el conocimiento se refiere de forma
inmediata a los objetos que nos son dados. Por su parte, la sensibilidad es la capacidad de recibir representaciones, al ser afectada por los objetos. La sensibilidad es la única que nos suministra intuiciones.
Al mismo tiempo, el entendimiento piensa los objetos y de tal pensamiento proceden los conceptos puros o categorías. Un objeto, al producir un efecto sobre la sensibilidad, hace surgir una sensación. En este caso la intuición, relacionada con la sensación, es empírica. Cuando nos referimos a un objeto indeterminado de una intuición empírica, estamos ante el fenómeno. Lo que se corresponde, dentro del fenómeno, con la sensación, es la materia, que es a posteriori.
Por su parte, lo que permite que lo diverso dado en la sensación, sea ordenado (intuido como ordenado) es la forma. Es a priori. Además, en aquellas representaciones en donde no se encuentra nada perteneciente a una sensación, constituye una intuición pura.
Según Kant, el espacio y el tiempo son dos representaciones que no contienen nada de
sensación-materia (intuiciones puras), pero, además, permiten que lo diverso dado en la sensación sea ordenado (formas puras). Por último, la ciencia que estudia todos los principios de la sensibilidad a priori es la estética trascendental. Según Kant, existen dos principios a priori de tal sensibilidad, que son espacio-tiempo.

2. EL ESPACIO

Kant afirma que para informarnos sobre el tema del espacio es necesario realizar primeramente una exposición del mismo. Entiende por exposición la representación clara de lo que pertenece a un objeto. Al mismo tiempo divide la exposición en metafísica y trascendental.

La exposición metafísica del espacio contiene únicamente lo que el espacio es a priori. Y de tal análisis, Kant, deduce lo siguiente:

1. El espacio no puede ser un concepto empírico pues entonces implicaría quepodría ser deducido a partir de la experiencia.
2. Tampoco es un concepto universal (como sucede, por ejemplo con el concepto de hombre) sino una intuición pura, es decir, algo que no contiene nada de sensación. 10
3. El espacio es la base a priori de las representaciones externas ya que, según Kant, podemos imaginarnos un espacio sin realidades pero no realidades que no se encuentren en un espacio.

En la exposición trascendental del espacio, Kant, entiende el espacio como un principio a
partir del cual se puede fundamentar la posibilidad de otros conocimientos a priori (geometría matemática).
Ello explicaría el por qué las proposiciones de la geometría son apodícticas.

2. EL TIEMPO

En relación con el tiempo, Kant, sigue la misma metodología que hemos visto en su exposición del espacio. Realiza una exposición metafísica y trascendental del tiempo.
En relación con la exposición metafísica (la cual señala únicamente lo que el tiempo contiene a priori) dice lo siguiente:

1. No es un concepto empírico pues no podemos deducirlo de la experiencia.
2. Tampoco es un concepto universal sino una intuición y forma pura de la sensibilidad.
3. Además, el tiempo es la base a priori de la coexistencia (simultaneidad) y de la sucesión (existencia en tiempos diferentes) de fenómenos internos - externos. El cambio y el movimiento son conceptos que solamente son posibles si suponemos el tiempo.
4. El tiempo no es algo que existe "en sí mismo" sino que es una condición subjetiva a priori que nos permite intuirnos a nosotros mismos y nuestro estado interno, pero también externo.
5. El tiempo es la condición formal a priori de todos los fenómenos: es la condición inmediata de los internos y la condición mediata de los externos. En relación con la exposición trascendental, Kant piensa que el tiempo es el principio que posibilita la existencia de otros conocimientos (matemática-geometría). Ello explicaría el por que las proposiciones de la matemática a priori.

3. EL ESPACIO Y TIEMPO CONDICIONES DE POSIBLIDAD DE LOS
JUICIOS SINTÉTICOS A PRIORI EN LAS MATEMÁTICAS.

Las matemáticas son posibles porque hay en ellas juicios sintéticos a priori, que se fundan en el espacio y en el tiempo, en cuanto formas a priori de la facultad de percibir. El espacio como forma organizadora de datos externos hace posible la geometría. Según Kant, antes de identificar en la experiencia una figura geométrica somos capaces de determinarla y establecer qué leyes debe cumplir. El tiempo, en cuanto condición de posibilidad de la intuición de sucesión, hace posible la construcción de la aritmética como "sucesión numérica".
También es anterior a la experiencia sensible de las cosas concretas numerables a las que se pueden aplicar las operaciones aritméticas. Sin embargo, a pesar de la relación directa entre espacio y geometría, por un lado, y aritmética y tiempo, por otro, para Kant no son dos disciplinas separadas, sino que ambas forman la matemática.






A CONTINUACION SE TRANSCRIBEN TEXTUALMENTE LAS PALABRA SDE KANT, DE LA cRÍTICA A LA rAZON PURA.

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Exposición metafísica de este concepto ESPACIO

Por medio del sentido externo (propiedad de nuestro espíritu) nos
representamos objetos como fuera de nosotros y todos ellos en el espacio. En él es
determinada o determinable su figura, magnitud y mutua relación. El sentido interno,
mediante el cual el espíritu intuye a sí mismo o intuye su estado interno, no nos da, es
cierto, intuición alguna del alma misma como un objeto; pero, sin embargo, es una
forma determinada, bajo la cual tan sólo es posible una intuición de su estado interno,
de modo que todo lo que pertenece a las determinaciones internas es representado en
relaciones de tiempo.
Exteriormente no puede el tiempo ser intuido, ni tampoco el espacio, como algo
en nosotros. ¿Qué son, pues, espacio y tiempo? ¿Son seres reales? ¿Son sólo
determinaciones o también relaciones de las cosas, tales que les corresponderían a las
cosas en sí mismas, aun cuando no fuesen intuidas? O se hallan sólo en la forma de la
intuición y, por tanto, en la constitución subjetiva de nuestro espíritu, sin la cual no
podrían esos predicados ser atribuidos a ninguna cosa? Para dilucidar esto vamos a
exponer primeramente el concepto del espacio [Por exposición (expositio) entiendo la
representación clara (si bien no detallada) de lo que pertenece a un concepto; metafísica
es la exposición, cuando encierra aquello que representa al concepto como dado a
priori].
1) El espacio no es un concepto empírico sacado de experiencias externas.
Pues para que ciertas sensaciones sean referidas a algo fuera de mí (es decir, a algo en
otro lugar del espacio que el que yo ocupo), y asimismo para que yo pueda presentarlas
como fuera [y al lado]unas de otras, por tanto no sólo como distintas, sino como
situadas en distintos lugares, hace falta que esté ya a la base la representación del
espacio. Según esto, la representación del espacio no puede ser tomada, por
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experiencia, de las relaciones del fenómeno externo, sino que esta experiencia externa
no es ella misma posible sino mediante dicha representación.
2) El espacio es una representación necesaria, a priori, que está a la base de
todas las intuiciones externas. No podemos nunca representarnos que no haya espacio,
aunque podemos pensar muy bien que no se encuentren en él objetos algunos. Es
considerado, pues, el espacio como la condición de la posibilidad de los fenómenos y no
como una determinación dependiente de éstos, y es una representación a priori, que
necesariamente está a la base de los fenómenos externos.
3) El espacio no es un concepto discursivo o, según se dice, universal, de las
relaciones de las cosas en general., sino una intuición pura. Pues primeramente no se
puede representar más que un único espacio, y cuando se habla de muchos espacios, se
entiende por esto sólo una parte del mismo espacio único. Estas partes no pueden
tampoco preceder al espacio uno, que lo comprende todo, como si fueran, por decirlo,
así, sus componentes (por donde la composición del espacio fuera posible). Por el
contrario sólo en él pueden ser pensadas. Él es esencialmente uno; lo múltiple en él y,
por tanto también el concepto universal de espacios en general, se origina sólo en
limitaciones. De aquí se sigue que en lo que a él respecta, una intuición a priori (que no
es empírica) sirve de base a todos los conceptos del mismo. Así todos los principios
geométricos, v. g. que en un triángulo dos lados juntos son mayores que el tercero, no
son nunca deducidos de los conceptos universales de línea y triángulo, sino de la
intuición; y ello a priori, con certeza apodíctica.
4) El espacio es representado como una magnitud infinita dada. Ahora bien,
hay que pensar todo concepto como una representación que está contenida en una
multitud infinita de diferentes representaciones posibles (como su característica común)
y, por lo tanto, que las comprende debajo de sí; mas ningún concepto, como tal, puede
ser pensado como si encerrase en sí una infinita multitud de representaciones. Sin
embargo, así es pensado el espacio (pues todas las partes del espacio en el infinito son a
la vez). Así, pues, la originaria representación del espacio es intuición a priori y no
concepto.

- 3 -

Exposición trascendental del concepto del espacio

Entiendo por exposición transcendental la explicación de un concepto como un
principio por donde puede conocerse la posibilidad de otros conocimientos sintéticos a
priori. Para este propósito, se requiere: 1º., que esos conocimientos salgan realmente
del concepto dado; 2º., que esos conocimientos no sean posibles más que bajo la
presuposición de un modo dado de explicación de ese concepto.
La Geometría es una ciencia que determina las propiedades del espacio
sintéticamente y, sin embargo, a priori. ¿Qué tiene que ser pues la representación del
espacio para que sea posible semejante conocimiento de él? Tiene que ser
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originariamente intuición, porque de un mero concepto no se pueden sacar
proposiciones que vayan más allá del concepto. Esto es, sin embargo, lo que ocurre en
la Geometría (v. Introducción V). Pero esa intuición tiene que hallarse en nosotros a
priori, es decir, antes de toda percepción de un objeto y ser, por tanto, intuición pura, no
empírica. Porque las proposiciones geométricas son todas apodícticas, es decir, están
unidas con la conciencia de su necesidad, como por ejemplo: el espacio solo tiene tres
dimensiones. Ahora bien, semejantes proposiciones no pueden ser juicios empíricos o
de experiencia, ni ser deducidas de esos juicios.
(Introducción II).
Mas, ¿cómo puede estar en el espíritu una intuición externa que precede a los
objetos mismos y en la cual el concepto de estos últimos puede ser determinado a
priori? Manifiestamente no puede estar de otro modo que teniendo su asiento en el
sujeto, como propiedad formal de éste de ser afectado por objetos y así de recibir
representación inmediata de estos últimos, es decir, intuición. Esto es, sólo como forma
del sentido externo en general.
Por tanto, sólo nuestra explicación hace concebible la posibilidad de la geometría como
conocimiento sintético a priori. Todo modo de explicación que no proporcione esto,
aunque en apariencia tenga con él alguna semejanza, puede distinguirse seguramente de
él por esas características.
Conclusiones sacadas de los conceptos anteriores
a) El espacio no representa ninguna propiedad de cosas en sí, ni en su relación
recíproca, es decir, ninguna determinación que esté y permanezca en los objetos mismos
aún haciendo abstracción de todas la condiciones subjetivas de la intuición. Pues ni las
determinaciones absolutas ni las relativas pueden ser intuidas antes de la existencia de
las cosas a quienes corresponden; por tanto, no pueden ser intuidas a priori.
b) El espacio no es otra cosa que la forma de todos los fenómenos del sentido
externo, es decir, la condición subjetiva de la sensibilidad, bajo la cual tan sólo es
posible para nosotros intuición externa.
Mas como la receptividad del sujeto para ser afectado por objetos, precede
necesariamente a todas las intuiciones de esos objetos, se puede comprender cómo la
forma de todos los fenómenos puede ser dada en el espíritu antes que las percepciones
reales y, por tanto, a priori y cómo ella, siendo una intuición pura en la que todos los
objetos tienen que ser determinados, puede contener principios de las relaciones de los
mismos, antes de toda experiencia.
No podemos, por consiguiente, hablar de espacio, de seres extensos, etc., más
que desde el punto de vista de un hombre. Si prescindimos de la condición subjetiva,
bajo la cual tan sólo podemos recibir intuición externa, a saber, en cuanto podemos ser
afectados por los objetos, entonces la representación del espacio no significa nada. Este
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predicado no es atribuido a las cosas más que en cuanto nos aparecen, es decir, en
cuanto son objetos de la sensibilidad. La forma constante de esa receptividad que
llamamos sensibilidad, es una condición necesaria de todas las relaciones en donde los
objetos pueden ser intuidos como fuera de nosotros, y, si se hace abstracción
de esos objetos, es una intuición pura que lleva el nombre de espacio. Como no
podemos hacer de las condiciones particulares de la sensibilidad condiciones de la
posibilidad de las cosas, sino sólo de sus fenómenos, podemos decir que el espacio
comprende todas las cosas que pueden aparecernos exteriormente, pero no todas las
cosas en sí mismas, sean o no intuidas, o séanlo por un sujeto cualquiera. Pues no
podemos juzgar de las intuiciones de otros seres pensantes; no podemos saber si están
sujetas a las mismas condiciones, que limitan nuestras intuiciones y son para nosotros
de validez universal. Si nosotros añadimos la limitación de un juicio al concepto del
sujeto, vale el juicio entonces, incondicionalmente. La proposición: «todas las cosas
están unas junto a otras en el espacio», vale con la limitación siguiente: cuando esas
cosas son tomadas como objetos de nuestra intuición sensible. Si añado aquí la
condición al concepto y digo: «todas las cosas, como fenómenos externos, están en el
espacio unas al lado de otras», entonces vale esta regla universalmente y sin
limitación. Nuestras exposiciones enseñan, por consiguiente, la realidad (es decir,
validez objetiva) del espacio en lo que se refiere a todo aquello que puede
presentársenos exteriormente como objeto; enseñan, empero, también la idealidad del
espacio, en lo que se refiere a las cosas, cuando la razón las considera en sí mismas, es
decir, sin referencia a la constitución de nuestra sensibilidad.
Afirmamos, por tanto, la realidad empírica del espacio (en lo que se refiere a toda
experiencia exterior posible), aunque admitimos la idealidad transcendental del mismo,
es decir, que no es nada, si abandonamos la condición de la posibilidad de toda
experiencia y lo consideramos como algo que está a la base de las cosas en sí mismas.
Pero fuera del espacio no hay ninguna otra representación subjetiva y referida
a algo exterior, que pueda llamarse objetiva a priori. Pues de ninguna de ellas pueden
deducirse, como de la intuición en el espacio, proposiciones sintéticas a priori. Por eso,
hablando con exactitud, no les corresponde idealidad alguna, aunque coinciden con la
representación del espacio en que sólo pertenecen a la constitución objetiva del modo de
sentir, v. g. de la vista, del oído, del tacto mediante las sensaciones de color, sonido,
temperatura, las cuales, siendo sólo sensaciones y no intuiciones, no dan a conocer en sí
objeto alguno y menos aún a priori.
El propósito de esta observación es sólo impedir que se le ocurra a nadie
explicar la afirmada idealidad del espacio con ejemplos del todo insuficientes, pues v. g.
los colores, el sabor, etc... son considerados con razón no como propiedades de las
cosas, sino sólo como modificaciones de nuestro sujeto, que incluso pueden ser
diferentes en diferentes hombres. En efecto en este caso, lo que originariamente no es
más que fenómeno, v. g. una rosa, vale como cosa en sí misma en el entendimiento
empírico, pudiendo sin embargo aparecer, en lo que toca al color, distinta a distintos
ojos. En cambio, el concepto transcendental de los fenómenos, en el espacio, es un
recuerdo crítico de que nada en general de lo intuido en el espacio es cosa en sí, y de
que el espacio no es forma de las cosas en sí mismas, sino que los objetos en sí no nos
son conocidos y lo que llamamos objetos exteriores no son otra cosa que meras
representaciones de nuestra sensibilidad, cuya forma es el espacio, pero cuyo verdadero
correlativo, es decir la cosa en sí misma, no es conocida ni puede serlo. Mas en la
experiencia no se pregunta nunca por ella.
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Segunda sección de la Estética transcendental. Del tiempo

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Exposición metafísica del concepto del tiempo

1) El tiempo no es un concepto empírico que se derive de una experiencia.
Pues la coexistencia o la sucesión no sobrevendría en la percepción, si la representación
del tiempo no estuviera a priori a la base. Solo presuponiéndola es posible representarse
que algo, sea en uno y el mismo tiempo (a la vez) o en diferentes tiempos (uno después
de otro).
2) El tiempo es una representación necesaria que está a la base de todas las
intuiciones. Por lo que se refiere a los fenómenos en general, no se puede quitar el
tiempo, aunque se puede muy bien sacar del tiempo los fenómenos. El tiempo es pues
dado a priori. En él tan sólo es posible toda realidad de los fenómenos. Estos todos
pueden desaparecer; pero el tiempo mismo (como la condición universal de su
posibilidad) no puede ser suprimido.
3) En esta necesidad a priori fúndase también la posibilidad de principios
apodícticos de las relaciones de tiempo o axiomas del tiempo en general. Éste no tiene
más que una dimensión; diversos tiempos no son a la vez, sino unos tras otros (así como
diversos espacios no son unos tras otros, sino a la vez). Estos principios no pueden ser
sacados de la experiencia, pues ésta no les daría ni estricta universalidad, ni certeza
apodíctica. Nosotros podríamos sólo decir: eso enseña la percepción común;
más no: así tiene que suceder. Esos principios valen como reglas bajo las cuales en
general son posibles experiencias y nos instruyen antes de la experiencia y no por medio
de la experiencia.
4) El tiempo no es un concepto discursivo o, como se le llama, universal, sino
una forma pura de la intuición sensible. Diferentes tiempos son sólo partes del mismo
tiempo. La representación que no puede ser dada más que por un objeto único, es
intuición. Tampoco la proposición: «diferentes tiempos no pueden ser a la vez», podría
deducirse de un concepto universal. La proposición es sintética y no puede originarse
sólo en conceptos. Ella está pues inmediatamente contenida en la intuición y
representación del tiempo.
5) La infinidad del tiempo no significa otra cosa sino que toda magnitud
determinada del tiempo es sólo posible mediante limitaciones de un tiempo único
fundamental. Por eso la representación primaria tiempo tiene que ser dada como
ilimitada. Pero cuando hay algo en lo cual las partes mismas y toda magnitud de un
objeto solo pueden ser representadas determinadamente, mediante limitación,
entonces, la representación total no puede ser dada por conceptos (pues éstos sólo
contienen representaciones parciales) sino que ha de fundarse en una intuición
inmediata.
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- 5 -

Exposición transcendental del concepto del tiempo
Sobre esto puedo referirme al núm. 3 en donde, para abreviar, he puesto ya lo que es
propiamente transcendental, entre los artículos de la exposición metafísica. Aquí añado
que el concepto del cambio y con él el concepto del movimiento (como cambio de
lugar) no son posibles sino mediante y en la representación del tiempo; que si esa
representación no fuese intuición (interna) a priori, no podría concepto alguno, fuere el
que fuere, hacer comprensible la posibilidad de un cambio, es decir de un enlace de
predicados contradictoriamente opuestos (v. g. el ser en un lugar y el no ser esa misma
cosa en el mismo lugar) en uno y en el mismo objeto. Sólo en el tiempo pueden
hallarse ambas determinaciones contradictoriamente opuestas en una cosa, a saber una
después de otra. Así pues nuestro concepto del tiempo explica la posibilidad de tantos
conocimientos sintéticos a priori, como hay en la teoría general del movimiento, que no
es poco fructífera.

- 6 -

Conclusiones sacadas de estos conceptos

a) El tiempo no es algo que exista por sí o que convenga a las cosas como
determinación objetiva y, por lo tanto, permanezca cuando se hace abstracción de todas
las condiciones subjetivas de su intuición. Pues en el primer caso sería algo que, sin
objeto real, sería, sin embargo, real. Mas en lo que al segundo caso se refiere, siendo
una determinación u ordenación inherente a las cosas mismas, no podría preceder a los
objetos como su condición, ni ser intuido y conocido a priori mediante proposiciones
sintéticas. Sin embargo, esto último ocurre perfectamente, si el tiempo no es nada más
que la condición subjetiva bajo la cual tan sólo pueden intuiciones tener lugar en
nosotros. Pues entonces esa forma de la intuición interna puede ser representada antes
de los objetos y, por lo tanto, a priori.
b) El tiempo no es nada más que la forma del sentido interno, es decir, de la
intuición de nosotros mismos y de nuestro estado interno. Pues el tiempo no puede ser
una determinación de fenómenos externos; ni pertenece a una figura ni a una posición,
etc., y en cambio, determina la relación de las representaciones en nuestro estado
interno. Y, precisamente, porque esa intuición interna no da figura alguna, tratamos de
suplir este defecto por medio de analogías y representamos la sucesión del tiempo por
una línea que va al infinito, en la cual lo múltiple constituye una serie, que es sólo de
una dimensión; y de las propiedades de esa línea concluimos las propiedades todas del
tiempo, con excepción de una sola, que es que las partes de aquella línea son a la vez,
mientras que las del tiempo van siempre una después de la otra. Por aquí se ve también,
Librodot Crítica de la razón pura Immanuel Kant
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que la representación del tiempo es ella misma intuición, pues que todas sus relaciones
pueden expresarse en una intuición externa.
c) El tiempo es la condición formal a priori de todos los fenómenos en general.
El espacio, como forma pura de toda intuición externa, está limitado, como condición a
priori, sólo a los fenómenos externos. En cambio todas las representaciones, tengan o no
cosas exteriores como objetos, pertenecen en sí mismas al estado interno, como
determinaciones del espíritu, y este estado interno se halla bajo la condición formal de
la intuición interna, por lo tanto del tiempo. De donde resulta que el tiempo es una
condición a priori de todo fenómeno en general y es condición inmediata de los
fenómenos internos (de nuestra alma) y precisamente por ello condición inmediata
también de los fenómenos externos. Si puedo decir a priori: todos los fenómenos
externos están determinados en el espacio y según las relaciones del espacio a priori,
puedo decir, por el principio del sentido interno, con toda generalidad: todos los
fenómenos en general, es decir, todos los objetos de los sentidos son en el tiempo y
están necesariamente en relaciones de tiempo.
Si hacemos abstracción de nuestro modo de intuirnos interiormente y de
comprender mediante esa intuición, todas las intuiciones externas en la facultad de
representación; si por tanto tomamos los objetos tales y como puedan ser ellos en sí
mismos, entonces el tiempo no es nada. Sólo tiene validez objetiva con respecto a los
fenómenos, porque tales son ya las cosas que admitimos como objetos de nuestros
sentidos; pero el tiempo no es objetivo si hacemos abstracción de la sensibilidad de
nuestra intuición y, por tanto, del modo de representación que nos es peculiar y
hablamos de cosas en general. El tiempo es, pues, solamente una condición subjetiva de
nuestra (humana) intuición (la cual es siempre sensible, es decir, por cuanto somos
afectados por objetos) y no es nada en sí, fuera del sujeto. Sin embargo, en
consideración de todos los fenómenos y, por tanto, también de todas las
cosas que se nos pueden presentar en la experiencia, es necesariamente objetivo. No
podemos decir:
todas las cosas están en el tiempo; porque en el concepto de las cosas en general se
hace abstracción de todo modo de intuición de las mismas, siendo éste sin embargo la
propia condición bajo la cual el tiempo pertenece a la representación de los objetos.
Ahora bien, si se añade la condición al concepto y se dice: todas las cosas, como
fenómenos (objetos de la intuición sensible) están en el tiempo, entonces el principio
tiene exactitud objetiva y universalidad a priori.
Nuestras afirmaciones enseñan, pues, la realidad empírica del tiempo, es decir,
su validez objetiva con respecto a todos los objetos que pueden ser dados a nuestros
sentidos. Y como nuestra intuición es siempre sensible, no puede nunca sernos dado un
objeto en la experiencia, que no se encuentre bajo la condición del tiempo. En cambio,
negamos al tiempo toda pretensión a realidad absoluta,,esto es, a que, sin tener en
cuenta la forma de nuestra intuición sensible, sea inherente en absoluto a las cosas como
condición o propiedad. Tales propiedades que convienen a las cosas en sí, no pueden
sernos dadas nunca por los sentidos. En esto consiste, pues, la idealidad transcendental
del tiempo, según la cual éste, cuando se hace abstracción de las condiciones subjetivas
de la intuición sensible, no es nada y no puede ser atribuido a los objetos en sí mismos
(sin su relación con nuestra intuición) ni por modo subsistente ni por modo inherente.
Sin embargo, esta idealidad, como la del espacio, no ha de compararse con las
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subrepciones de la sensación, porque en éstas se presupone que el fenómeno mismo, en
quien esos predicados están inherentes, tiene realidad objetiva, cosa que aquí
desaparece enteramente, excepto en cuanto es meramente empírica, es decir, que aquí se
considera el objeto mismo, sólo como fenómeno: sobre esto véase la nota anterior de la
sección primera.

- 7 -

Explicación

Contra esta teoría que concede al tiempo realidad empírica, pero le niega la
absoluta y transcendental, presentan una objeción los entendidos, con tanta unanimidad,
que me hace pensar que ha de hacerla también naturalmente todo lector para quien no
sean habituales estas consideraciones.
Dice la objeción como sigue: las mutaciones son reales (esto lo demuestra el
cambio de nuestras propias representaciones, aunque se quisieran negar todos los
fenómenos externos con sus mutaciones). Las mutaciones, empero, no son posibles más
que en el tiempo; el tiempo, pues, es algo real. La contestación no ofrece dificultad.
Concedo todo el argumento. El tiempo es, desde luego, algo real, a saber: la forma real
de la intuición interna. Tiene, pues, realidad subjetiva en lo tocante a la experiencia
interna; es decir, tengo realmente la representación del tiempo y de mis determinaciones
en él. Es pues, real, no como objeto, sino considerado como el modo de representación
de mí mismo como objeto. Mas si yo mismo u otro ser pudiese intuirme sin esa
condición de la sensibilidad, esas mismas determinaciones, que nos representamos
ahora como mutaciones, nos darían un conocimiento en el cual no se hallaría la
representación del tiempo y, por ende, tampoco de la mutación. Subsiste, pues, su
realidad empírica como condición de todas nuestras experiencias. Sólo la realidad
absoluta no le puede ser concedida, por lo anteriormente dicho. No es más que la forma
de nuestra intuición interna. Si se quita de él la particular condición de nuestra
sensibilidad, desaparece también el concepto del tiempo. El tiempo, pues, no es
inherente a los objetos mismos, sino sólo al sujeto que los intuye.
Pero la causa por la cual esa objeción vuelve con tanta unanimidad, en boca de
quienes, por cierto, nada pueden, sin embargo, oponer a la teoría de la idealidad de
espacio, es ésta: que no confiaban en poder demostrar apodícticamente la realidad
absoluta del espacio, porque frente a ellos está el idealismo, según el cual, no es posible
demostrar estrictamente la realidad de los objetos exteriores. Pero, en cambio, la del
objeto de nuestro sentido interno (yo mismo y mi estado) es inmediatamente clara por la
conciencia. Aquellos objetos externos podrán ser mera apariencia; este objeto interno
empero es, según su opinión, innegablemente algo real. Pero no pensaron que ambos,
objetos, el externo y el interno, sin que se pueda discutir su realidad como
representaciones, pertenecen, sin embargo, solo al fenómeno, el cual tiene siempre dos
lados, el uno cuando el objeto es considerado en sí mismo (prescindiendo del modo de
intuirlo, por lo cual su modo de ser, precisamente por eso, permanece siempre
problemático) y el otro cuando se mira a la forma de la intuición de ese objeto, forma
que ha de buscarse no en el objeto en sí mismo, sino en el sujeto a quien éste aparece,
aunque corresponde, sin embargo, necesaria y realmente al fenómeno de ese objeto.
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Espacio y tiempo son, por tanto, dos fuentes de conocimiento de las cuales a
priori podemos extraer diferentes conocimientos sintéticos; la matemática pura nos da
un ejemplo brillante, por lo que se refiere a los conocimientos del espacio y sus
relaciones. Ambas, tomadas juntas, son formas puras de toda intuición sensible y, por
eso, hacen posibles proposiciones sintéticas a priori. Mas esas fuentes de conocimiento
a priori determinan sus límites precisamente por eso (porque son meras
condiciones de la sensibilidad) a saber: que se refieren sólo a objetos en cuanto son
considerados como fenómenos, mas no representan cosas en sí mismas. Aquellos
fenómenos solos constituyen el campo de su validez y cuando nos salimos de ellos, no
podemos hacer uso alguno objetivo de esas fuentes. Esa realidad del espacio y del
tiempo deja incólume la certeza del conocimiento de experiencia: pues estamos ciertos
de él, pertenezcan necesariamente esas formas a las cosas en sí mismas o a nuestra
intuición. En cambio, los que sostienen la realidad absoluta del espacio y del tiempo,
admítanla como subsistente o solo inherente, tienen que hallarse en contradicción con
los principios de la experiencia misma. Pues, si se deciden por lo primero (partido que
generalmente adoptan los que investigan matemáticamente la naturaleza), tienen que
admitir dos nadas eternas, infinitas, existentes por sí (el espacio y el tiempo) que existen
(sin que, sin embargo, ninguna realidad exista) sólo para comprender dentro de sí todo
lo real. Si se deciden por el segundo partido (al cual pertenecen algunos que investigan
metafísicamente la naturaleza) y consideran el espacio y el tiempo como relaciones de
los fenómenos (al lado o después unos de otros) abstraídas de la experiencia, si bien
confusamente representadas en la separación, entonces tienen que negar a las teorías
matemáticas a priori, en lo que se refiere a cosas reales (v. g. en el espacio) su validez o,
al menos, la certeza apodíctica. Porque ésta no puede tener lugar a posteriori y los
conceptos a priori del espacio y del tiempo, según esta opinión, son sólo creaciones de
la imaginación, cuya fuente ha de buscarse realmente en la experiencia, con cuyas
relaciones, abstraídas, ha hecho la imaginación algo que, si bien contiene lo universal
de las mismas, no puede, sin embargo, tener lugar sin las restricciones que la naturaleza
ha enlazado con ellas. Los primeros ganan tanto que abren el campo de los fenómenos
para las afirmaciones matemáticas, en cambio, confúndense mucho, por esas mismas
condiciones, cuando el entendimiento quiere salir de ese campo. Los segundos ganan, es
cierto, en lo que a esto último se refiere, puesto que las representaciones de espacio y
tiempo no les cierran el camino cuando quieren juzgar de los objetos no como
fenómenos, sino sólo en relación al entendimiento; mas, en cambio, ni pueden señalar el
fundamento de la posibilidad de conocimientos matemáticos a priori (ya que les falta
una intuición a priori verdadera y con valor objetivo), ni poner las leyes de la
experiencia en necesaria concordancia con aquellas afirmaciones. En nuestra teoría de la
verdadera constitución de esas dos formas originarias de la sensibilidad, quedan
remediadas ambas dificultades.