Historia de la filosofía
Inicios de la filosofía
Aparecen en Grecia los primeros filósofos. Estos filósofos son los llamados "Presocráticos" y se pueden distinguir dos etapas: Los "monistas" y los "pluralistas". En esta parte nos vamos a centrar en los primeros de ellos.
Los monistas son llamados así porque piensan que el mundo se engendra de un solo principio (dependiendo del filósofo el principio será distinto), se distinguen dentro de los monistas tres grupos filosóficos:
Contenido
1 Jonios
1.1 Mileto
1.2 Éfeso
2 Pitagóricos
3 Filósofos del "ser"
Jonios
Los Jonios o también llamados "físicos" se centran en principios naturales (de ahí su nombre de físicos). Este grupo de filósofos se divide en dos ciudades principales de esta región:
Mileto
Tales de Mileto: probablemente, fue el iniciador de la investigación acerca de la naturaleza. Tales basaba su filosofía en dos ideas principales: el arché (principio) de todas las cosas estaba en el agua y que todas las cosas estaban llenas de Dioses. Tales probablemente tomo esas ideas de las religiones babilónica y egipcia y de la cercanía de Mileto al mar.
Anaximandro: posiblemente fue discípulo de Tales. Se dedicó a diversas investigaciones y se le atribuyen el primer mapa terrestre, trabajos para determinar la distancia y el tamaño de las estrellas, determinaciones de la esfericidad de la Tierra y afirmaciones sobre que la Tierra es el centro del Universo. Su filosofía se basa en que el arché de todas las cosas es el "Ápeiron", algo indeterminado, indestructible, inmortal, eterno..., todo lo reservado a los Dioses. También propone la ciclicidad del tiempo al afirmar que todo sale y vuelve al ápeiron.
Anaxímenes: vuelve a la linea de un arché natural, pero afirma que este es el aire. Afirma que el aire sufre una rarefacción y una condensación, por las cuales se convierte en todo lo que conocemos.
Éfeso
Heráclito: afirma que el arché del universo es el fuego, afirmando que todo sale y vuelve al fuego (al igual que antes hizo Anaximandro para el ápeiron), llegando a afirmar que hasta el mundo entero perece en ese fuego eterno. Esta doctrina llamada "Eterno Retorno" será recogida en el futuro por Nietzsche. Heráclito lleva a su extremo la doctrina jónica de los opuestos, pero afirmando que esta contradicción del mundo engendra una armonía debido a la existencia de una ley única (Lógos) que rigue todo el universo pero que se encuentra oculta a nosotros.
Pitagóricos
La doctrina fue iniciada por Pitágoras y continuada por sus seguidores de tal forma que es imposible distinguir las doctrinas auténticas de Pitágoras de las de sus sucesores.
El pitagorismo toma como arché los números, ya que creían haber encontrado muchas semejanzas entre los números y el mundo, llegando a concebir los números espacialmente confundiendo la unidad con el punto. Los pitagóricos proponían un mundo dualista de una forma parecida a la doctrina jónica de los opuestos pero con un caracter abstracto:
Par-Impar
Límite-Ilimitado
Uno-Múltiple
Cuadrado-Oblongo...
En cuanto a la cosmología, los pitagóricos aplican esta teoría dualista al mundo y buscando la perfección en el cielo: la presencia de 10 elementos, veanse la Tierra, la Luna, el Sol, los 5 planetas, el cielo de las estrellas fijas y la Anti-Tierra (añadida para conseguir los 10 elementos). Estos diez elementos están siempre en movimiento produciendo una música maravillosa que no oimos por estar acostumbrados a ella.
A pesar de tener rasgos característicos de los pluralistas se los incluye en el grupo de los monistas. Estos rasgos pluralistas posiblemente fueron tomados por Pitágoras de las doctrinas de Zoroastro, al que conoció en uno de sus múltiples viajes.
Filósofos del "ser"
Parménides.
La figura más representativa dentro de esta corriente es Parménides de Elea. Su nacimiento se fija entre el 515 y el 510 antes de nuestra era, y figura como discípulo de Jenófanes de Colofón.De sus escritos solamente nos ha llegado un poema que consta de tres partes que han sido agrupadas por historiadores y filósofos posteriores, lo cual dificulta su interpretación y una lectura correcta de su filosofía.
De forma general Parménides no sigue la linea de sus predecesores, y esta forma tan particular de originalidad es lo que lo distingue dentro de la Historia de la Filosofía. Hasta ese momento la idea que predominaba en cuanto al principio(αρχή)de toda existencia se movía en los marcos de lo que se puede entender como un materialismo ingenuo. Parménides va mucho más allá y pretende indagar sobre el propio concepto de existencia, sobre qué es el ser y qué es la esencia.Para este no hay duda alguna de que el ser "es", o sea, de que el ser existe; y por otra parte, de que el no-ser no existe. Este planteamiento ontológico abre las puertas de toda la filosofía occidental e inaugura el principio de identidad(A=A).No se habla aquí de un simple planteamiento de igualdad entre dos términos, que por de más son iguales. Es más bien la exigencia de tomar las cosas en sí mismas y consigo mismas. Es decir que todo ser "es consigo mismo lo mismo para sí mismo". Parménides dibuja la relación entre "la mismidad" y "la otredad" que más tarde hará Platón en su diálogo sobre el ser. Pero el ser para Parménides reune toda una serie de condiciones que lo hacen ser en sí mismo. El ser es eterno, infinito, imperturbable, indivisible, ingénito, imperecedero, continuo, único, inmovil y circular. Tomando circular como la figura perfecta en la cual todos los puntos equidistan del centro.De manera que el ser es perfecto. Ya antes este nos explicita aun más qué cosa es el ser, expresando que el ser y el pensar son una y la misma cosa. El pensamiento es perfecto, infinito, indivisible, circular, imperturbable... El ser es, entonces, la pura existencia de la esencia del pensar; si ser y pensar son una y la misma cosa, aquí se esta reclamando un esferzo subjetivo por indagar más allá de las cosas que vemos y tocamos para llegar a la esencia misma de estas cosas, el camino para esto es el pensar. Pensar es ser en el sentido de que, solamente alcanzamos la verdad mediante el pensamiento, echando a un lado todo lo que nos pueda ser dado en los sentidos dándole mayor veracidad a lo que nos llega por la via especulativa.
De esta forma Parménides llega a su concepto sobre el ser, planteando las bases de la metafisica y de toda la filosofia especulativa posterior. Es de los primeros que busca en la internalidad del hombre la explicación del mundo y de toda existencia.
viernes, 13 de marzo de 2009
jueves, 12 de marzo de 2009
Platon y sus ideas...

Platón (en griego Πλάτων
(circa. 427 a. C./428 a. C. – 347 a. C.) fue un filósofo griego, alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles, de familia nobilísima y de la más alta aristocracia. Platón (junto a Aristóteles) es quién determinó gran parte del corpus de creencias centrales tanto del pensamiento occidental como del hombre corriente (aquello que hoy denominamos "sentido común" del hombre occidental) y pruebas de ello son la noción de "Verdad" y la división entre "doxa" (opinión) & "episteme" (ciencia), demostró o creó y popularizó (según la perspectiva desde donde se le analice) una serie de ideas comunes para muchas personas, pero enfrentadas a la línea de gran parte de la filósofos presocráticos y al de los sofistas (muy populares en la antigua Grecia) y que debido a los caminos que tomó la historia de la Metafísica, en diversas versiones y reelaboraciones, se han consolidado. Su influencia como autor y sistematizador ha sido incalculable en toda la historia de la filosofía, de la que se ha dicho con frecuencia que alcanzó identidad como disciplina gracias a sus trabajos.
Formas y bases
Platón escribió principalmente en forma de diálogo. En sus primeras obras, diferentes personajes discuten un tema haciéndose preguntas. Sócrates figura como personaje prominente, y por eso se denominan "Diálogos Socráticos".
La naturaleza de estos diálogos cambió sustancialmente en el curso de la vida de Platón. Es reconocido generalmente que las primeras obras de Platón estaban basadas en el pensamiento de Sócrates, mientras que las posteriores se van alejando de las ideas de su antiguo maestro. En los últimos diálogos, que más bien tienen la forma de tratados, Sócrates está callado o ausente, mientras que en los inmediatamente anteriores es la figura principal y los interlocutores se limitan a responder “sí”, “por supuesto” y “muy cierto”. Se estima que si bien los primeros diálogos están basados en conversaciones reales con Sócrates, los posteriores son ya la obra e ideas de Platón.
La ostensible puesta en escena de un diálogo distancia a Platón de sus lectores de la filosofía que se está discutiendo; uno puede elegir dos opciones de percepción; una es participar en el diálogo y las ideas que se discuten, o simplemente leer las respuestas de las personalidades que intervienen en el diálogo.
La estructura en forma de diálogo permitió a Platón expresar opiniones impopulares en boca de personajes antipáticos, tales como Thraysymachus en La República.
Metafísica

Platón en su alusión al Mundo de las ideas.
Se ha interpretado tradicionalmente el Platonismo como una forma de dualismo metafísico, a veces referido como Realismo Platónico o Exagerado. De acuerdo a esto, la metafísica de Platón divide al mundo en dos distintos aspectos; el mundo inteligible —el mundo del auténtico ser—, y el mundo que vemos alrededor nuestro en forma perceptiva —el mundo de la mera apariencia—. El mundo perceptible consiste en una copia de las formas inteligibles o Ideas. Estas formas no cambian y sólo son comprensibles a través del intelecto o entendimiento – es decir, la capacidad de pensar las cosas abstrayéndolas de como se nos dan a los sentidos. En los Libros VI y VII de la República, Platón utiliza diversas metáforas para explicar sus ideas metafísicas y epistemológicas:las metáforas del sol, la muy conocida "alegoría de la caverna" y,la más explícita, la de la línea dividida.

En su conjunto, estas metáforas transmiten teorías complejas y difíciles; está, por ejemplo, la Idea del Bien, a la que tiene como principio de todo ser y de todo conocer. La Idea de Bien realiza esto en la manera similar que el sol emana luz y permite la visión de las cosas y la generación de éstas en el mundo perceptivo (ver la alegoría del sol).
En el mundo perceptivo, las cosas que vemos a nuestro alrededor no son sino una ligera resemblanza con las formas más reales y fundamentales que representa el mundo inteligible de Platón. Es como si viéramos una sombra de las cosas, sin ver las cosas mismas; estas sombras son una representación de la realidad, pero no la realidad misma (ver mito de la caverna en "La República", libro VII).
A pesar de muchas críticas sobre su supuesto 'dualismo', Platón se refiere a un único universo. A modo pedagógico desdobla el universo en dos y, como quien saca una foto de un paisaje, describe una realidad compleja en dos dimensiones: su línea donde asienta la parte del universo que el ser humano puede percibir por los sentidos y la parte del universo que actúa como causa del anterior y que el ser humano puede aprehender por medio de la hipótesis de la hipótesis superior. Así, quien mira el paisaje se dará cuenta que es imposible que el paisaje 'sea' meramente lo que la fotografía muestra.
En el primer segmento de esta línea asienta los objetos que son perceptibles por los sentidos y a la vez los divide en dos clases y refiere para cada tipo de objeto una forma (u operación) en que el alma conoce estos objetos. La primera son las imágenes o sombras que se desprenden de los objetos físicos imágenes de las que se puede obtener un conocimiento casi nulo, por tanto, el ser humano imagina qué pueden ser estas sombras. En la segunda división de este primer segmento asienta a los objetos físicos que tienen una doble papel, son generados por lo que llamará seres inteligibles inferiores y superiores a la vez que con otros elementos (i.e. la luz) generan las sombras. A estos corresponde la operación de la creencia porque al estar en constante cambio por estar sujetos al tiempo y al espacio nunca 'son'.
En el segundo segmento de la línea Platón asienta los objetos que sin poderse percibir por los sentidos son percibidos por el alma y son los generadores de los que se encontraban en el primer segmento de la línea y también la divide en dos. En la primera parte de este segudo segmento asienta los seres inteligibles inferiores, los principios matemáticos y geométricos. Estos entes todavía guardan algún tipo de relación con la parte del universo sensible porque se los puede representar (i.e. un cuadrado, el número 4, lo impar respecto de lo par, etc.); la operación que realiza el alma para aprehender estos conceptos es el entendimiento. En la última parte, asienta los seres inteligibles superiores, aquellas ideas que solo pueden ser definidas por otras y que de ninguna manera pueden ser representadas para la percepción sensorial (i.e. la justicia, la virtud, el valor, etc.); para comprenderlos el alma se dispone hacia ellos utilizando la inteligencia.
Así para la primera sección Platón entendió que la imaginación y la creencia, es decir, la mera descripción de lo que se percibe, puede dar como resultado una opinión. Sin embargo el entendimiento y la inteligencia son para Platón aquellas operaciones de las que se obtiene el conocimiento.
La metafísica de Platón, y particularmente el dualismo entre lo inteligible y lo perceptivo, inspiró posteriormente a los pensadores Neoplatónicos, tales como Plotino y Gnostis, y a otros realistas metafísicos.
Si bien las interpretaciones de las escrituras de Platón (particularmente la "República") han tenido una inmensa popularidad en la larga historia de la filosofía occidental, también es posible interpretar sus ideas en una forma más conservadora que favorece la lectura desde un punto de vista epistemológico más que metafísico como sería el caso de la metáfora de la Cueva y la Línea Dividida (ahora bien, también hay autores importantes que hablan de la necesidad de realizar una interpretación fenomenológica sobre Platón para lograr ver al autor más allá de las capas históricas que lo incubren debido a sus otras interpretaciones menos afortunadas). Existen obvios paralelos entre la alegoría de la Cueva y la vida del maestro de Platón, Sócrates, quien fue ejecutado en su intención de abrir los ojos a los atenienses. Este ejemplo revela la dramática complejidad que frecuentemente se encuentra bajo la superficie de los escritos de Platón (no hay que olvidar que en la República, quien narra la historia es Sócrates).
Epistemología
Las opiniones de Platón también tuvieron mucha influencia en la naturaleza del conocimiento y la enseñanza las cuales propuso en el Menón, el cual comienza con la pregunta acerca de si la virtud puede ser enseñada y procede a exponer los conceptos de la memoria y el aprendizaje como un descubrimiento de conocimientos previos y opiniones correctas que son correctas pero no tienen una clara justificación.
Platón afirmaba que el conocimiento estaba basado esencialmente en creencias verdaderas justificadas; una creencia influyente que llevó al desarrollo más adelante de la epistemología. En el Theaetetus, Platón distingue entre la creencia y el conocimiento por medio de la justificación. Muchos años después. Edmund Gettier demostraría los problemas de las creencias verdaderas justificadas en el contexto del conocimiento.
El Estado
Las ideas filosóficas de Platón tuvieron muchas implicaciones sociales, particularmente en cuanto al estado o gobierno ideal. Hay discrepancias entre sus ideas iniciales y las que expuso posteriormente. Algunas de sus más famosa doctrinas están expuestas en la República.
Platón decía que las sociedades debieran tener una estructura tripartita de clases la cual respondía a una estructura según el apetito, espíritu y razón del alma de cada individuo:
• Artesanos o labradores – Los trabajadores correspondían a la parte de “apetito” del alma.
• Guerreros o guardianes – Los guerreros aventureros, fuertes, valientes y que formaban el “espíritu” del alma.
• Gobernantes o filósofos – Aquellos que eran inteligentes, racionales, apropiados para tomar decisiones para la comunidad. Estos formaban la “razón” del alma.
De acuerdo con este modelo, los principios de la democracia ateniense, como existía en aquella época, eran rechazados en esta idea y muy pocos estaban en capacidad de gobernar. En lugar de retórica y persuasión, Platón dice que la razón y la sabiduría son las que deben gobernar. Esto no equivale a tiranía, despotismo u oligarquía. Como Platón decía:
Hasta que los filósofos gobiernen como reyes o, aquellos que ahora son llamados reyes y los dirigentes o líderes, puedan filosofar debidamente, es decir, hasta tanto el poder político y el filosófico concuerden, mientras que las diferentes naturalezas busquen solo uno solo de estos poderes exclusivamente, las ciudades no tendrán paz, ni tampoco la raza humana en general.
Platón describe a estos “reyes filósofos” como aquellos que “aman ver la verdad esté donde esté con los medios que se disponen” y soporta su idea con la analogía de un capitán y su navío o un médico y su medicina. Navegar y curar no son prácticas que todo el mundo esté calificado para hacerlas por naturaleza. Gran parte de La República está dedicada a indicar el proceso educacional necesario para producir estos “filósofos reyes”.
Se debe mencionar, sin embargo, que la idea de la ciudad que se describe en La República la califica Sócrates como una ciudad ideal, la cual se examina para determinar la forma como la injusticia y la justicia se desarrollan en una ciudad. De acuerdo a Sócrates, la ciudad “verdadera” y “sana” es la que se describe en el libro II de La República, que contiene trabajadores, pero no tiene los reyes-filósofos, ni poetas ni guerreros.
miércoles, 11 de marzo de 2009
Aristóteles y su filosofia...

Aristóteles Ἀριστοτέλης

Fue creador de la lógica formal, precursor de la anatomía y la biología y un creador de la taxonomía (es considerado el padre de la zoología). Está considerado
Aristóteles (junto a Platón) como el determinante de gran parte del corpus de creencias del Pensamiento Occidental del hombre corriente (aquello que hoy denominamos "sentido común" del hombre occidental).
Creencias fundadas en conceptos y formulaciones tan importantes como crear la primera formalización Lógica; la formulación del principio de no contradicción; el concepto de sustancia, entendido como sujeto, y el predicado, como categoría; y la analogía del ser, pueden ser considerados como la base sobre la que se construyó la filosofía tradicional de occidente.
Aristóteles inaguró toda una nueva visión del mundo. Demostró, o creó y, sobre todo, popularizó (según la perspectiva de donde se le vea) una serie de ideas comunes para muchas personas.
Con ello, junto con el platonismo y el cristianismo, la tradición occidental1 perdió ciertas formas de pensamiento diferentes, como fue gran parte del pensamiento de los filósofos presocráticos y de los sofistas (muy populares en la antigua Grecia) y, de hecho, en la historia de la Metafisica, estas teorías aristotélicas se han consolidado y, a veces instalado, en forma de prejuicios filosóficos.
La búsqueda de la ciencia de lo que "es", en tanto que "algo que es" (tò òn hê òn)
En el comienzo mismo del libro IV de la Metafísica aparece formulada la conocida declaración enfática según la cual «hay una ciencia que estudia lo que es, en tanto que algo que es y los atributos que, por sí mismo, le pertenecen» (IV, 1003a21–22). Inmediatamente añade Aristóteles que tal ciencia «no se identifica con ninguna de las ciencias particulares».

En efecto, ninguna de las ciencias particulares se ocupa «universalmente de lo que es», sino que cada una de ellas secciona o acota una parcela de la realidad ocupándose en estudiar las propiedades pertenecientes a esa parcela previamente acotada (ib.1003a23–26).
Aristóteles propone, pues, la ontología como un proyecto de ciencia con pretensión de universalidad, aquella universalidad que parece corresponder al estudio de lo que es, en tanto que algo que es, sin más, y no en tanto que es, por ejemplo, fuego, número o línea (IV 2, 1004b6), en cuyo caso nos habríamos situado ya en la perspectiva de una ciencia particular (la física, la aritmética y la geometría, respectivamente).
La constitución de semejante ciencia tropieza inmediatamente, sin embargo, con una dificultad sustantiva y radical. Y es que la omnímoda presencia, explícita o virtual, del verbo ser (eînai) y de su participio ente (òn) en nuestro discurso acerca de la realidad no garantiza la unidad de una noción que responda, a su vez, a la unidad de un objeto susceptible de tratamiento unitario y coherente. Sin unidad de objeto no hay unidad de ciencia y sin unidad de noción no hay unidad de objeto.

Aristóteles es plenamente consciente de esta dificultad. Frente a Parménides y frente a Platón, Aristóteles reconoce la polisemia del verbo ser en sus distintos usos y aplicaciones.
Así, el capítulo siguiente (IV 2) comienza estableciendo la tesis de que «la expresión 'algo que es' se dice en muchos sentidos»: tò ón légetao pollachôs (1033a33), tesis a la cual nunca renuncia Aristóteles. Más bien, a su juicio toda reflexión acerca del lenguaje y acerca de la realidad ha de partir necesariamente de la constatación y del reconocimiento de este hecho incuestionable.
Les recomiendo el sigueinte video: http://www.youtube.com/watch?v=1lefg-LsIHk
Aristóteles según un manuscrito de su Historia naturalis de 1457.
La aporía a la que se enfrenta Aristóteles, como ha señalado acertadamente Pierre Aubenque, proviene, en definitiva, del mantenimiento simultáneo de tres tesis cuya conjunción resulta abiertamente inconsciente:
• «Hay una ciencia» de lo que es, en tanto que algo que es
• Solamente puede haber unidad de ciencia si hay univocidad, «si hay unidad de género»
• La expresión «lo que es» carece de univocidad, «'lo que es' no constituye un género»
Es obvio que la conjunción de estas tesis, vistas como un conjunto, es lógicamente inviable.
Aristóteles trató de encontrar una salida que, en realidad, pasa por la matización de las dos primeras de las tesis enunciadas.
La matización de la segunda tesis es de capital importancia: Ser no comporta, desde luego, una noción unívoca, sino multívoca. No obstante puntualizará Aristóteles, su multivocidad no es tampoco la de la pura equivocidad u homonimia; entre ambos extremos está la analogía.
Entre los distintos sentidos de 'ser' y 'lo que es' existe una cierta conexión que Aristóteles compara con la conexión existente entre las distintas aplicaciones del término 'sano'.
'Sano' se dice, al menos, del organismo, del color, de la alimentación y del clima, y en cada caso se dice de un modo distinto:
• del organismo porque se da la salud
• del color porque es síntoma de salud
• de la alimentación y del clima porque, cada cual a su modo, son favorables a la salud
Pero en todos estos casos hay una cierta conexión: la referencia, en todos y cada uno de ellos, a lo mismo, a la salud.
Así ocurre, a juicio de Aristóteles, con el verbo ser y con su participio, 'lo que es', como se explica en el siguiente texto:
de unas cosas se dice que son por ser entidades (ousíai), de otras por ser afecciones de la entidad, de otras por ser un proceso hacia la entidad, o bien corrupciones o privaciones o cualidades o agentes productivos o agentes generadores ya la entidad ya de aquellas cosas que se dicen en relación con la entidad, o bien por ser negaciones ya de alguna de estas cosas ya de la entidad
Aristóteles (IV 2, 1003b6–10)
Las diversas significaciones de 'lo que es' poseen, por tanto, la unidad peculiar que adquiere una multiplicidad en virtud de su referencia común a algo uno (pròs hén), la referencia a una misma cosa (en el ámbito de lo real) y a una misma noción o significado (en el ámbito del lenguaje): referencia a la salud en el ejemplo utilizado y referencia a la entidad (ousía) en el caso de la indagación ontológica.
Semejante forma de unidad comporta, pues, un término (y una noción) fundamental que es primero y que es universal en la medida en que siempre se halla referido o supuesto en cualquier uso del verbo ser:
• «una única naturaleza» (mían tinà phýsin: 1003a34)
• un único principio (arkē)
«así también 'algo que es' se dice en muchos sentidos, pero en todos los casos en relación con un único principio»
Aristóteles (1003b5–6)
En consonancia con esta interpretación matizada de la polisemia de ser y 'lo que es', Aristóteles matiza también la segunda tesis a que más arriba nos referíamos, es decir, la tesis que solamente puede haber ciencia, unidad de ciencia, si hay univocidad, si hay unidad de género.
Aun cuando no sea genérica en sentido estricto, la unidad de referencia posibilita también la unidad de una ciencia:
«corresponde, en efecto, a una única ciencia estudiar, no solamente aquellas cosas que se denominan según un solo significado, sino también las que se denominan en relación con una sola naturaleza, pues éstas se denominan también en cierto modo, según un solo significado. Es, pues, evidente que el estudio de las cosas que son, en tanto que cosas que son, corresponde también a una sola ciencia»
Aristóteles (IV 2, 1003b12–16)
Por lo demás, y puesto que en tales casos hay siempre algo que es primero (el término común de la referencia, la entidad o ousía en nuestro caso), es lógico que la ciencia así constituida se ocupe de manera prioritaria y fundamental de aquello que es primero:
«ahora bien, en todos los casos la ciencia se ocupa fundamentalmente de lo primero, es decir, de aquello de que las demás cosas dependen y en virtud de lo cual reciben la denominación correspondiente. Por tanto, si esto es la entidad, el filósofo debe hallarse en posesión de los principios y las causas de las entidades'»
Aristóteles (ib. 1003b16–19)
La realidad sustancial
La realidad es y existe, es lo que Aristóteles denomina ousía. La palabra fue luego traducida por los romanos como «substancia» (lo sub-estante, lo que subyace, lo que sostiene). También se la puede traducir como «entidad», aunque ¿es la substancia siempre entidad?..
Sustancia o Entidad (Ousía): La sustancia realmente son todas las cosas que hay en el mundo, las cuales están compuestas de materia (hylé) y forma (morfé). Para explicar el cambio, Aristóteles sostiene que la materia es aquello que no cambia (por ejemplo, en el árbol y en la silla hay madera, y eso no cambia, lo que cambió fue la forma), tal explicación y definición es dada por otros (más platónicos) para la esencia.
Las sustancias son los individuos concretos que nos rodean. Todo lo que nos rodea: este gato, esta casa, son substancias y constituyen la única y auténtica realidad.
Toda substancia forma parte del mundo sensible. La realidad sustancial constituye una síntesis de los dos mundos platónicos, en tanto que tiene algo general y universal en ella (la forma), pero también algo «mundano» (la materia). En este sentido, Aristóteles sostiene que la forma de la sustancia es su esencia (hilemorfismo), y que al enunciarla tenemos la definición.
Política
Aristóteles expuso en la Política la teoría clásica de las formas de gobierno, la misma que sin grandes cambios fue retomada por diversos autores en los siglos siguientes; además estableció categorías fundamentales, en las que continuamos apoyándonos para entender la realidad política.
Para la célebre teoría de las seis formas de gobierno Aristóteles tomó en cuenta dos factores primordiales, quién gobierna y cómo gobierna. En base al criterio de quién gobierna, distinguió:
• Si gobierna una sola persona: monarquía
• Si gobiernan pocas personas: aristocracia
• Si gobiernan muchas personas: democracia
Atendiendo al criterio de cómo se gobierna en cualquiera de las tres formas, habló de constituciones puras o impuras. Como consecuencia a las tres formas anteriores, consideradas como puras (buenas), se podía contraponer otras tres formas impuras (malas):
• La degradación de la monarquía es la tiranía
• La degradación de la aristocracia es la oligarquía
• La corrupción de la democracia oclocracia
También dio a estas formas de gobierno una jerarquía respecto a las demás tomando en cuenta para ello si estos gobiernos velaban por el interés común o el individual, quedando las formas de gobierno en orden de la mejor a la peor de la siguiente manera:
1. Monarquía
2. Aristocracia
3. Democracia
4. Oclocracia
5. Oligarquía
6. Tiranía.
Además de la gran importancia de esta tipología, debe prestarse, en la obra aristotélica, especial atención a sus observaciones y determinaciones (habiendo sido éstas las que ganaron el éxito histórico), ya que cada una de las seis formas de gobierno es analizada en un contexto histórico distinto, dividiendo así cada una de las seis formas en subespecies distintas una de otra pero que conservaban su esencia
Ética

Aristóteles escribió dos obras sobre ética: Ética a Nicómaco, que consta de diez libros, y Ética a Eudemo, que consta de cuatro libros.
La Gran Ética probablemente no es obra suya, sino de un recopilador. Según el filósofo, toda actividad humana tiende hacia algún fin/bien. La ética de Aristóteles es una ética de bienes porque él supone que cada vez que el hombre actúa lo hace en búsqueda de un determinado bien. El bien supremo es la felicidad (véase: eudemonismo), y la felicidad es la sabiduría (el desarrollo de las virtudes, en particular la razón).
• Fin: La finalidad o motivo de una acción.
• Fin Medio o Imperfecto: Es aquel fin que se quiere por otra cosa y no por sí mismo.
• Fin Final o Perfecto: Es aquél fin que se quiere por sí mismo y no por otra cosa.
• Felicidad o eudaimonía: Es el Bien Supremo del ser humano.
La actividad contemplativa es, en efecto, la más alta de todas, puesto que la inteligencia es lo más alto de cuanto hay en nosotros, y además, la más continua, porque contemplar podemos hacerlo con mayor continuidad que otra cosa cualquiera.
Virtudes
Las virtudes que le interesan a Aristóteles son las virtudes del alma, y de éstas las que se refieren a la parte racional. Aristóteles divide la parte racional en dos: intelecto y voluntad. Cuando el intelecto está bien dispuesto para aquello a lo que su naturaleza apunta, es decir para el conocimiento o posesión de la verdad, decimos que dicho intelecto es virtuoso y bueno.
Las virtudes intelectuales perfeccionan al hombre en relación al conocimiento y la verdad y se adquieren mediante la instrucción.
Existen dos clases de virtudes: virtudes éticas y virtudes dianoéticas.
Ambas expresan la excelencia del hombre y su consecución produce la felicidad, ya que ésta última es "la actividad del hombre conforme a la virtud".
A través de las virtudes el hombre domina su parte irracional.
Las virtudes éticas son adquiridas a través de la costumbre o el hábito y consisten, fundamentalmente, en el dominio de la parte irracional del alma (sensitiva) y regular las relaciones entre los hombres.
Las virtudes éticas más importantes son: la fortaleza, la templanza, la justicia.
Las virtudes dianoéticas se corresponden con la parte racional del hombre, siendo, por ello, propias del intelecto (nous) o del pensamiento (nóesis).
Su origen no es innato, sino que deben ser aprendidas a través de la educación o la enseñanza.
Las principales virtudes dianoéticas son la inteligencia (sabiduría) y la prudencia.
Las virtudes morales
La templanza es el término medio entre el libertinaje y la insensibilidad. Consiste en la virtud de la moderación frente a los placeres y las penalidades.
La fortaleza es el término medio entre el miedo y la audacia.
La generosidad es un término medio en relación con el uso y posesión de los bienes.
La prodigalidad es su exceso y la avaricia su defecto.
Prudencia: el hombre prudente es aquel que puede reconocer el punto medio en cada situación. Cuando uno hace algo virtuoso, la acción es buena de por sí. La prudencia no es ni ciencia ni praxis, es una virtud.
La justicia
La justicia consiste en dar a cada uno lo que es debido. Hay dos clases de justicia, según Aristóteles:
• La justicia distributiva, que consiste en distribuir las ventajas y desventajas que corresponden a cada miembro de una sociedad, según su mérito.
• La justicia conmutativa, que restaura la igualdad perdida, dañada o violada, a través de una retribución o reparación regulada por un contrato.
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